Vivir sin una pierna y un brazo lo llevó a la indigencia

Historia

Gerardo Moreno de 33 años sufrió dos accidentes que marcaron su vida, luego de que su madre muriera cuando tenía 12.

Gerardo se gana la vida vendiendo dulces y pidiendo dinero en las calles del centro. (Onésimo Zúñiga)
Onésimo Zúñiga Franco
Torreón, Coahuila /

Con la muerte de su madre a los 14 años, tuvo que abandonar la escuela en segundo año de secundaria para emigrar a Estados Unidos, donde permaneció durante varios años hasta ser deportado y con esto iniciar una sufrida vida marcada por la pobreza.

Gerardo Alonso Moreno Morales, de 33 años de edad, vive en la calle pidiendo ayuda a transeúntes en centro de la ciudad de Torreón, Coahuila.

Con lágrimas en los ojos recordó que todo iba bien cuando estaba en compañía de su madre, con quien vivía en la ciudad de Durango también junto a su pequeño hermano.

Cuando tenía doce años su mamá, María de los Angeles Valenzuela, falleció a los 48 años enferma de diabetes, por lo que su abuela materna Felicita Morales, quien se hizo cargo de él y su hermano.

Dos años después se vio en la necesidad de abandonar sus estudios de nivel secundaria, y decidió emprender el sueño americano, logrando internarse en Corpus Christi, San Antonio, donde estuvo trabajando durante casi 8 años hasta ser deportado.

Moreno Morales menciona que fue necesario subir al tren "de trampa", y así inició el trayecto con la ilusión de llegar a Piedras Negras, Coahuila, para tratar de reunirse con su padre.

Sin embargo al llegar a la ciudad de Gómez Palacio, Durango, a la altura de la colonia Santa Rosa y ya con 22 años, sufrió la amputación total del brazo izquierdo al resbalar del tren en movimiento.

De nueva cuenta acudió en busca de su abuela, y para tratar de ganarse la vida vendía dulces en cruceros o se empleaba en cualquier cosa, situación que se prolongó durante 8 años, y por llegar las fiestas navideñas quiso de nueva cuenta tratar de reunirse con su padre.

"Era ya el final del año 2016, cuando tomé el tren para tratar de llegar a Piedras Negras, Coahuila, y ya en la localidad de Frontera, pese a estar atado de la estructura del vagón para no caer de llegar a dormir, resbale y con tan mala suerte que mi pie izquierdo se atoró, donde se une cada remolque el que se amputó en su totalidad, al grado de que al recibir atención cortaron mi pierna izquierda".

Todo se complicó para Gerardo Alonso, quien decidió quedarse en la ciudad de Torreón, Coahuila, donde hoy deambula en su silla de ruedas por calles del sector centro, con el objetivo de reunir 15 pesos diarios, para luego comprar dulces y revender y así ganarse algo de dinero.

Reúne algo de dinero y así se gana la vida para luego dormir en cualquier lugar o bien en la esquina de avenida Matamoros y calle Ramos Arizpe, donde existe un lugar deshabitado, lo que viene haciendo en los últimos tres años.

QUERÍA SER ABOGADO

Gerardo Alonso, quien hoy vive con capacidades especiales y que no logra tener un empleo digno, señaló que siempre quiso cursar alguna carrera profesional para ayudar a su madre, pero que "por cosas del destino y de Dios no lo logró", aunado a los dos accidentes que sufrió.

Sin lograr contener el llanto y verse imposibilitado para ganarse la vida, dijo tener el sueño de llegar a estudiar, para hacer todo lo posible y brindar ayuda a gente de la calle, que como él no tiene un lugar para pasar la noche y tampoco para alimentarse.

"Es desesperante vivir de ésta manera y en espera de que te den alguna moneda, además que mucha gente desconfía, en realidad no saben por los problemas que nosotros pasamos día con día para vivir las próximas 24 horas".

Refiriéndose a su hermano menor, dijo que en la actualidad es pastor de la Iglesia, Agua Viva, en Piedras Negras, Coahuila, y que espera algún día reunirse con él, lo que ve muy lejano por no contar con los medios económicos, pero que no pierde la fe ni la esperanza.

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