David sobrevivió a ocho accidentes y estuvo en coma; ahora vive en una camioneta abandonada

Hace seis años tuvo un accidente en el Centro Trailero de Gómez Palacio, cuando una unidad pesada lo atropelló, lo que le dejó secuelas como pérdida de memoria.

Hace seis años tuvo un accidente en el Centro Trailero de Gómez Palacio. (Rolando Riestra)
Isis Rábago
Gómez Palacio, Durango. /

Una camioneta tipo combi en desuso se convirtió en el refugio de David Enrique Aparicio Hernández en donde hoy pasa los gélidos días que se registran en la Región Lagunera.

Hace seis años tuvo un accidente en el Centro Trailero de Gómez Palacio, cuando una unidad pesada lo atropelló y quedó en coma por varios meses. El percance le dejó secuelas como la pérdida de la memoria que ha ido recuperando lentamente, sin embargo, permanece con problemas para caminar, por lo cual requiere de una andadera para adulto.

"Desde que tenía tres años me han sucedido muchas cosas", menciona David, quien asegura tener 48 años de edad, haber nacido en El Vergel y ser inmortal, pues en al menos ocho ocasiones lo han atropellado.

Fue a principios de diciembre pasado cuando la historia de Aparicio Hernández se hizo viral a través de las redes sociales por las condiciones en la que vivía, en ese entonces, un jacal improvisado de láminas y cartones pegado a las vías del tren, en el tramo de la carretera a Jiménez frente al fraccionamiento Casa Blanca, junto a unos mezquites, era su hogar.

Debido a la publicación, muchos ciudadanos se sumaron para ofrecer ayuda y atenuar sus problemas por las condiciones climáticas, e inclusive un pequeño propietario ubicado metros más adentro del lugar donde se encontraba originalmente, le ofreció el espacio donde hoy permanece y en donde lo están ayudando a levantar un nuevo jacal.

Aparicio Hernández está agradecido con todas las personas que le brindaron su ayuda, desde quien le llevó alimentos y cobijas para pasar esta temporada, así como también agradece a aquellos que lo ayudaron a cambiar de lugar, pues al estar cercano a las vías, padeció de diferentes agresiones, desde el robo de alimentos que lograba reunir por donaciones, hasta otros más graves relacionados con amenazas de muerte.

Sus dos cachorros, “campanita” y “cafecito” así como con su gato “El negro”, le impiden sentirse solo en aquel lugar apartado. Sin embargo, la marginación y sus problemas de salud, indican que aún requiere de ayuda, principalmente de una nueva andadera de adulto para que le permita poder trasladarse mejor y al menos recolectar PET para ganarse algunos centavos.

Pese a las carencias, su sonrisa fácilmente se dibuja en su rostro y asegura que es gracias a Dios que está presente en su vida, “creer en Dios es lo más bonito, estar siempre con él, en las buenas y en las malas siempre con él, por él tengo muchas despensas”.

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