Mitos de Leyenda: La historia de la Tisigua, de Chiapas

Mitos de Leyenda

Esta es una historia con origen en Tuxtla Gutierrez, Chiapas. Algunos pobladores creen que fue inventada por los adultos para evitar que los jóvenes hicieran travesuras.

Mitos de Leyenda: La leyenda chiapaneca de la Tisigua
Ciudad de México /

El estado de Chiapas se localiza al suroeste de México y colinda con otros como Tabasco, Oaxaca y Veracruz. La entidad cuenta con una gran reserva natural y paisajes inigualables que convergen en armonía con espacios más modernos.

Chiapas es un lugar que cuenta con zonas arqueológicas que pueden hacerte ver el mundo maya en su esplendor; en este estado se encuentra la Selva Lacandona y pueblos mágicos como San Cristóbal de Las Casas, Chiapa de Corzo, Comitán y Palenque.

Sin embargo, este estado también cuenta con una leyenda aterradora digna de Mitos de Leyenda

La historia de la Tisigua

Por las calles de Chiapas cuentan esta leyenda que se desarrolla en el río Sabinal de Tuxtla Gutiérrez, donde algunos jóvenes se reunían para divertirse bañándose, haciendo maldades e incluso perdiendo el tiempo.

Se dice que quienes tienen la mala fortuna de encontrarse a la Tisigua quedan tontos y que se presenta en forma de la mujer que deseas. 

Todo comenzó el día en que un joven fue al río para prepararse con motivo de celebrar la velación del Señor de Esquipulas, su madre le alistó un cambio de vestimenta para que fuera de conquista al baile. Cuando el joven se preparaba para partir hacia el río su mamá le advirtió, antes de salir de la casa, que no se debería tardar mucho.

El joven tomó la recomendación en forma de burla, y argumentando que no tenía nada que temer emprendió su camino hasta el río. Al llegar, se desvistió y se lanzó al agua... cuando estaba enjabonándose parado sobre unas gruesas raíces escuchó ruidos leves, que iban incrementando poco a poco acompañados de un silbido extraño. Con todo y los ojos llenos de jabón intentó distinguir de dónde provenían los sonidos. Escuchó aquellos ruidos de un lugar distinto que los del principio, después detrás de él y de pronto casi por frente, entonces comenzó a quitarse el jabón del rostro y se volvió a meter dentro del agua…

Cuando salió a flote, pudo observar que una mujer surgía del agua, la belleza de la mujer fue de cierto modo hipnotizante para el joven, que después de la impresión -y al ver que ella salió hacia la orilla- trató de seguirla, pero inmediatamente la guapa mujer se escabulló entre la maleza a pesar de las espinas y garfios que abundaban más arriba de la orilla, ella parecía no lastimarse, en cambio; el pobre jovencito iba tras ella cayendo entre el espinero y la maleza.

Al poco rato, la mujer volvía a meterse en la poza y él continuaba siguiéndola. Lleno de valor, se lanzó hacia donde estaba nadando la hermosa chica y cuando casi la alcanzaba, ella se dirigió a donde estaba su sombrero de palma, lo llenó de agua y en un instante se acercó colocando el sombrero en la cabeza del joven. Al verlo con el sombrero, que escurría una agua lodosa y olor a azufre, se carcajeaba y sonaba las manos como en tono burlesco.

En un último intento por alcanzarla, la mujer huyó y desapareció entre los árboles. La leyenda cuenta que desde ese momento el joven dejó de ser el mismo, pues quedó atontado, con la mirada fija y sin poder articular palabras. Como pudo, con la ropa toda mojada se fue a su casa, con trabajo encontró donde vivía y su llegada fue a altas horas de la noche.

Su madre, al ver el estado en el que se encontraba, llamó a un curandero, quien hizo imploraciones por horas tratando de curar al muchacho. Pero de nada sirvieron todas aquellas imploraciones, pues aquel joven nunca recobró la razón y desde entonces por las calles y los callejones de los ranchos lo veían vagando.

Unos dicen que la Tisigua, también llamada Mala Mujer, tiene aquel nombre derivado del náhuatl y que significa “Mujer de Fuego”, con sentido de sensualidad.

Otros pobladores dicen que esta historia fue creada por los hombres más viejos de la población para asustar a los más jóvenes y así evitar que hicieran travesuras o pasaran mucho tiempo cerca de pozas y ríos. ¿Te atreverías a comprobarlo?

AS

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