La pérdida de identidad en el Centro Histórico de Torreón

Reportaje

La calzada Colón y la avenida Morelos poco conservan de aquellas características europeas con las que fueron construidas. Con los años monumentos, fuentes y rotondas desaparecieron para dar paso a decoraciones más modernas.

La construcción de calzada Colón y la avenida Morelos estuvieron inspiradas en los paseos europeos. (Cortesía Archivo Histórico Municipal)
Luis Alberto López García
Torreón, Coahuila /

Para hablar de la historia de Torreón también es necesario contar lo que hay detrás de sus primeras y más emblemáticas vialidades, las cuales conservan poco de lo que en su momento caracterizó a la Perla de La Laguna. 

Es el caso de la avenida Morelos y la calzada Colón, que nacieron como un símbolo de unión y cooperación entre varios sectores de la población de la villa, que fue elevada al rango de ciudad un 15 de septiembre de hace 111 años. 

“En ese momento el Ayuntamiento era muy modesto económicamente y el caso es que hacían esquemas muy interesantes en que el alcalde de Torreón o iniciativas de las empresas o empresarios locales, que juntaban recursos para un proyecto en especial”, explica Carlos Castañón Cuadros, director del Archivo Municipal “Eduardo Guerra”. 

El promotor de la urbanización de la ciudad y de la creación de estas avenidas, fue Nazario Ortiz Garza, quien en varias ocasiones fue alcalde de esta ciudad y buscó una adaptación de los paseos europeos en ambas calles. 


Detalla que en el caso de la avenida Morelos, fueron colocadas fuentes y esculturas de desnudos en rotondas distribuidas a lo largo de la vialidad, mientras que en la Colón fueron instalados monumentos de referencia griega y de estilo art déco, como un reloj. 

Según la información del Archivo Municipal “Eduardo Guerra”, la calle Rayón que fue establecida 1898, fue renombrada como calzada Colón en 1919, por el entonces alcalde Nazario Ortiz Garza, con el impulso de empresarios de origen español. 

En ese mismo año fue ejecutada la construcción de su camellón central, se plantaron jardines con riego, iluminación y se instalaron seis esculturas. 


En 1928 fue colocado el monumento a Cristóbal Colón que hasta hoy sigue en pie. 

Para 1942 fue instalado el diseño de mosaico que hoy continúa en el andador central, junto con bancas de hierro que fueron donadas por ciudadanos y las palmas datileras, que durante décadas permanecieron, hasta que por una plaga que comenzó a atacarlas hace un par de años murieron. 

La Morelos fue concebida como el primer bulevar de la ciudad, su construcción inició en 1923, concluyendo cinco años después con la instalación de un camellón central, esculturas, palmas y siendo la primera vialidad iluminada. 


Con el paso de los años, ambas calles perdieron sus esculturas y monumentos emblemáticos, en el caso de la Morelos está documentado que fue en la década de los 50, por declaraciones del entonces alcalde Rodolfo González Treviño, al considerarlas “pornográficas”. 

En la Colón ha pasado lo mismo y las rotondas que existieron fueron retiradas con el argumento del crecimiento en el flujo vehicular, la única que aún permanece, en la avenida Corregidora, será quitada por un cambio de sentido en la vialidad, derivado de las obras de remodelación de la calzada. 

La pérdida de identidad 

Desde hace cuatro años ambas vialidades fueron el blanco de una serie de acciones de remodelación que trastocaron todavía más su identidad.

Al menos es la reflexión a la que llega el arquitecto y estudioso de centros históricos Hugo Estrada Reyes, quien afirma que aunque hay especialistas involucrados en estos proyectos, parece que desconocen la historia de la ciudad. 

“Quienes realizan ese tipo de obras en su mayoría se conforman por arquitectos y me extraña que ellos mismos no sepan o desconozcan la importancia histórica o cultural para hacer un proyecto acorde”.

En este sentido las dos calles tienen algo en común en cuanto a su remodelación: el malestar ciudadano. 

Durante los trabajos del Paseo Morelos entre el 2014 y 2016, cuando la administración municipal era encabezada por Miguel Riquelme, los comerciantes del corredor y los grupos ciudadanos que en su momento la intervinieron para actividades callejeras, manifestaron su rechazo porque a nadie consultaron para hacer la calle semipeatonal y colocar mobiliario decorativo. 


Actualmente la historia se repite en la calzada Colón, donde los vecinos y grupos ciudadanos expresaron su molestia en las últimas semanas, por los trabajos que comenzaron en abril, en la administración actual de Jorge Zermeño Infante. 

Acusaron que las obras estaban relacionadas con la muerte de varios árboles, además de que la decoración que se pretende colocar parece la un fraccionamiento de nueva creación y rompe con la tradición de la zona. 

Fue debido a esta situación, que el abogado José Rojas interpuso un amparo federal para solicitar que el municipio garantice el riego y cuidado de los árboles de la vialidad.

Posteriormente, la autoridad realizó un foro de socialización del proyecto, el cual generó todavía más incertidumbre. 

Estrada Reyes apunta que en su momento la calzada era considerada por sí misma como un pulmón de la ciudad por su gran cantidad de vegetación, pero las recientes acciones y la muerte de varias palmas por amarillamiento letal dejaron atrás ese recuerdo. 

“La Colón fue una avenida que por su cantidad de vegetación llegó a generar un microclima en esa parte e incluso por temporadas era frecuente ver a las parvadas de chanates que vivían ahí”. 

Considera que hoy a 111 años de que nació la ciudad y poco menos de que fueron concebidas las vialidades, cabe reconocer los errores cometidos en sus proyectos de remodelación y de ahí partir para redireccionar los esfuerzos. 

“No tiene nada de malo reconocer que se ha equivocado, porque así puedes generar una mejor estrategia para mejorar el aspecto urbano”.

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