La tortuga de Cuatro Ciénegas y su triste cercanía a la extinción

El Terrapene coahuila en el último monitoreo del CITES se detectó un promedio de apenas tres individuos por hectárea, en una porción del Área Natural Protegida.

La tortuga de caja está protegida por la NOM-059-SEMARNAT-2010. (Manuel Guadarrama)
Gabriela Vázquez
Cuatro Ciénegas, Coahuila /

Por millones de años se ha encerrado bajo un caparazón que funciona como una caja y le permite meter cabeza, cola y extremidades, ha caminado lento entre la arena que rodea las cristalinas pozas del Valle de Cuatro Ciénegas y buceado en ese humedal. 

La emblemática tortuga Terrapene coahuila, parece empezar a decir adiós a la Tierra al reducir en más de 90% su población y vivir críticamente en peligro de extinción. 

La revisión periódica de la tortuga de la especie que surge del Comité de Fauna de la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, CITES por sus siglas en inglés, aporta una estimación poblacional de 1,800 individuos de tortuga de bisagra, documento que aclara que de continuar esta tendencia, la especie se podría extinguir en las próximas décadas. 

Gamaliel Castañeda Gaytán, responsable del Laboratorio de Herpetología de la Facultad de Biología de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), equipo que desarrolló la revisión para el CITES, precisa que en el último monitoreo se detectó un promedio de apenas tres individuos por hectárea, cuando en 1978 publicaciones del investigador estadounidense Brown, W.S. contabilizaban 148 individuos por hectárea, es decir, una reducción de más de 90%. 

El equipo de especialistas de la UJED documenta la existencia de unos mil 800 individuos de la tortuga bisagra en Cuatro Ciénegas, ésta se encuentra en un estado crítico de riesgo de extinción y su declive poblacional hace pensar que puede desaparecer en pocas décadas.

Especie de hábitos terrestres

Ese vulnerable estado es el que preocupa a Castañeda Gaytán quien desde que era estudiante de la licenciatura en Biología se fascinó por los réptiles, hasta llegar al doctorado se ha mantenido interesado en su estudio, y de manera cercana de especies endémicas de Durango y Coahuila. 

La ‘box turtle’ Cuatro Ciénegas pertenece al género Terrapene, forma parte del grupo de tortugas de caja por su facilidad para encerrar su cuerpo en su caparazón. 

Se le conoce como bisagra por la unión móvil que posee en el plastrón (parte inferior del caparazón), sus hábitos son terrestres pero su vida es semi-acuática. Castañeda Gaytán la describe como una especie de talla pequeña, alcanza de 18 a 19 centímetros del extremo caudal hasta su cabeza, sus características son típicas de una especie terrestre sin patas membranosas, sino con garras. Nada y bucea bien, se alimenta de invertebrados que encuentra en las pozas.

En un ambiente frágil

Con más de una década dando seguimiento a la Terrapene coahuila, el doctor en Ciencias Biológicas con acentuación en Manejo de Vida Silvestre dice que la situación de peligro de extinción de la especie se relaciona a que habita en una área muy reducida, en un hábitat con fragilidad y bajo la amenaza. 

“Si se llegara a secar una poza, es probable que muera”. 

Expresa que podría ofrecer argumentos ligados a ética y moral del ser humano en cuanto a conservación de especies, a razones ecológicas, al valor que aporta a la identidad y orgullo regional, pero se detiene a recordar que la primera extinción de una tortuga en México fue en Coahuila, justo en Viesca, donde desapareció Kinosternon hirtipes megacephalum. 

“Estas especies endémicas nos dan identidad, hablan de la riqueza del semidesierto, y de procesos evolutivos de larga trascendencia. En el valle de Cuatro Ciénegas es posible entender la evolución de millones de años y tener datos sobre los orígenes de la vida en nuestro planeta”. 

Ente los desafíos de los biólogos está la detección de cada vez menos ejemplares jóvenes, colocan sobre la mesa la necesidad de considerar programas de reproducción en cautiverio para luego liberar ejemplares y repoblar el hábitat, claro, siempre que se logre la conservación de sus pozas.

CALE

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