Y si el adobe ha dejado de ser parte del catálogo de materiales de construcción no obstante sus ventajas ecológicas y de confort al igual que el adobón para dar paso al block, como material de moda, rapidez y comodidad financiera para las constructoras y el público en general, lo cierto es que aún sobreviven algunos ladrilleros que por oficio, han visto en la producción y comercialización del ladrillo adobón, el sustento de sus familias.
Primero fue el auge del adobe, luego llegaron otras técnicas de construcción en donde el adobón y ladrillo predominaron en el mercado de vivienda.
Cambio de materiales
Sin embargo, diversos motivos, como la edificación de viviendas en serie para atender la creciente demanda de los trabajadores para obtener su casa a través de esquemas financieros públicos, obligó al uso de blocks y concreto, materiales que aumentaron la construcción por volumen, pero que al carecer de propiedades térmicas, se convirtieron en “hornos” que redujeron el confort de las familias.
Al ser el block el material más solicitado, si bien el oficio de los ladrilleros tradicionales aún no corre el riesgo de desaparecer, sí los tiene en una etapa de sobrevivencia, antes de la extinción; al menos eso es lo que vive Víctor Beltrán Monsiváis, quien tiene más de cuarenta años en este oficio al que se dedica de manera generacional desde su abuelo y su padre.
“Seguimos al pie del cañón, primero fue mi abuelito, mi papá, y ahora yo. Estamos en Matamoros, donde ahora está la pequeña zona industrial, pero hace quince años nos reubicaron al Progreso, por Congregación Hidalgo, en Matamoros”, refiere.
Junto a su pequeño camión en el que en la esquina de Diagonal de las Fuentes y Línea Verde, aguarda clientes que aún le compren el adobón que fabrica.
Recuerda: “para sustituir las ladrilleras tradicionales, en una ocasión hicieron pruebas para implementar hornos con gas que iban a traer sopletes alimentados por aceite quemado de vehículo, pero sin resultado. Ahora regresamos a como estábamos antes, con estiércol de vaca de engorda. Pero con el estiércol de vaca de engorda, si adquiere un buen color. El horno es como si fuera una casa enterrada. En cuanto a la producción, dependiendo del tamaño del cocedor, donde hay algunos que van desde cinco mil, “pero en nuestro horno, le caben más de treinta mil piezas de adobón”.
Con cinco ayudantes, Víctor produce adobones una vez cada quince días o por semana, de acuerdo al pedido.
“El adobón es más térmico y es un producto que estando bien cocido, dura muchos años. Mientras que el block está hueco, está hecho de piedra, es demasiado caliente. Ahorita las casitas de Infonavit se hacen chaparritas, y con el vaciado de las placas, es un infierno con estas temperaturas”.
“Antes las casas se hacían mejor, porque eran de adobe, muy térmicas, con techos altos y eran muy frescas. Lamentablemente ya se dejaron de hacer desde hace tiempo. Pero lo que domina es el block, pero con el calor que hace, es imposible vivir ahí”, lamenta.
EGO