Mujeres rurales luchan por erradicar la pobreza, desigualdad y violencia

Día Internacional de las Mujeres Rurales

Lo realmente necesario es identificar la contribución que hacen al desarrollo del país, en la manutención de sus familias, y ver las condiciones en las que viven.

Mujeres rurales. (EFE)
Isis Rábago y Cecilia Aguilar
La Laguna /

El 18 de diciembre de 2007, la Asamblea General de Naciones Unidas mediante su resolución A/ RES/62/136, designó el 15 de octubre como el Día Internacional de las Mujeres Rurales, donde se reconoce “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la de los grupos indígenas, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”.

Por esta razón, ONU Mujeres insta a la comunidad internacional a trabajar con las mujeres y las niñas rurales en todo el mundo, y a invertir en infraestructura, servicios y protección social sostenibles para cambiar radicalmente sus medios de vida, bienestar y resiliencia.

En opinión de la maestra investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila, Rosario Varela Zúñiga, el hecho de designar un día especial a la mujer rural a nivel internacional, tiene que ver con los estudios de género de feminismo de derechos humanos que se le denomina la interseccionalidad.

“Por lo que este día es muy importante para visibilizar las diferencias y las particularidades que tienen las mujeres en sus condiciones de vida, de desarrollo, su contribución y determinar las diferencias entre la mujer rural y el resto de este sector de la población”.

“Hay que tener en cuenta la diferenciación que hay entre las mujeres y en este sentido, las del sector rural, presentan una característica particular, porque tienen una relación muy importante con la tierra y sobretodo con la producción de alimentos”, expuso.

La cuestión, dijo, es identificar la contribución que hacen al desarrollo del país, en la manutención de sus familias, pero sobretodo, para ver las condiciones en las que viven.

En su opinión, las mujeres rurales sufren o experimentan la misma problemática del resto del sector femenino, sólo que en este ámbito tienen ciertas particularidades, “pues en el campo es difícil que algunos programas que se implementen, sean las mujeres las principales benefactoras porque no son dueñas de la tierra”.


En sus investigaciones también se ha encontrado con aquellas mujeres cuyo esposo se fue a Estados Unidos y son ellas las que finalmente explotan la parcela o hacen labores de ordeña, “y todo esto como que no se ve y en este sentido, es importante hacerlo visible”.

Hace falta que mujeres tomen el poder: Valeria López

Valeria López Luévanos, socióloga activista y defensora de derechos humanos, con respecto al Día Internacional de las Mujeres Rurales, opina que al ser del ejido Santa del Pilar en el municipio de Matamoros, el feminismo convencional muchas veces señala que las mujeres no trabajan en la política.

“Yo difiero en eso, porque en las comunidades rurales sí van a las asambleas, participan y muchas veces toman la voz, yo creo que lo que ha hecho falta es que ellas en cierta forma, tomen el poder, que sean electas como comisariadas ejidales o juezas”, dijo.

Consideró que en este punto, es donde hace falta enfocar los esfuerzos, “que el papel de la mujer en las comunidades rurales es fundamental en muchos aspectos de la vida porque nosotras hacemos la vida comunitaria y muchas de las veces el feminismo está muy en contra de las mujeres ejerciendo el trabajo de cuidados, pero en las comunidades sí se reivindica en alguna forma que ellas ocupen estos roles importantes porque forman parte de la economía social y comunitaria”.

En este sentido, señaló que justamente lo que hace falta es analizar las condiciones en las que viven, ir a platicar directamente con ellas e integrarlas a los movimientos para que luchen por sus derechos.

“Porque desafortunadamente muchas enfrentan situaciones de violencia y no nos damos cuenta porque la mayoría de las veces no les llega la información”, dijo.

Ante falta de apoyos, deciden empoderarse y emprender

Desde hace 27 años, en el ejido Benito Juárez en el municipio de Matamoros, en la nueva carretera La Partida-Vizcaya, se encuentra un pequeño negocio de venta de comida casera, antes de gorditas, el cual es propiedad de Doña Toña y en el que colaboran sólo mujeres de la familia, es decir hijas, sobrinas y nietas. Señala que como mujeres del campo les gusta trabajar, pero debido a que no llegan programas sociales, tomaron la decisión de abrir este negocio que les deja ingresos y muchas satisfacciones.


Catalina Vargas: Desde los diez años andaba en la pizca y cuidando chivas

Catalina Vargas, es una mujer del medio rural que desde hace 50 años vive en el ejido Eureka de Gómez Palacio. En su memoria guarda aquellos días en que siendo niña, tenía que contribuir en el trabajo del campo y realizar desde la pizca del algodón, hasta el cuidado de los animales, como las chivas que tenían en su casa.

“Si ha cambiado la vida, porque antes nos golpeaban mucho y ahora ya no nos golpean, (dice entre risas)... antes trabajábamos más que ahora, pues lavábamos pañales, molíamos nixtamal, torteábamos, y ahorita ya lo compramos hecho”.

Recuerda que luego de casarse, en su casa, junto a su marido sembraban algodón y frijol, para lo cual ella también contribuía a levantar la cosecha, pero además cuidaba a sus chivas y las sacaba a pastorear, pero también las ordeñaba.

Catalina menciona que aunque el trabajo en el campo ha disminuido, las mujeres de mayor edad, continúan realizando muchas actividades “porque ya no nos hallamos a estar sentadas, no podemos estar así y nos levantamos a barrer o a regar la tierra”.


Para la señora Vargas, las mujeres del medio rural de antaño, tenían que adaptarse a lo que hubiera en las familias, y en la mayoría de las ocasiones, eran las que se tenían que sacrificar en los estudios, pues a lo más que podían aspirar era a cursar hasta tercero o cuarto año de primaria.

“Fue muy dura la vida de nosotros cuando éramos jóvenes...pero de todos modos le damos las gracias a nuestros padres porque nos guiaron por un camino correcto, que nunca anduvimos haciendo cosas malas, al contrario, ayudábamos en las labores que hacíamos en el hogar o el campo”.

aarp

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