Antonio Maldonado Becerra, de 60 años de edad, enfrenta uno de los retos más complicados que le ha puesto la vida, lidiar con la ceguera que le llegó cuando apenas tenía 20 años de edad.
A partir de esa edad, tuvo muchas complicaciones para trabajar, ya que poco a poco fue perdiendo la vista y en un lapso de tres años, ya había perdido más de 90% de la visión.
Don Antonio quien es originario de Viesca, Coahuila, comentó que habita en Matamoros desde hace 40 años, no tiene familia y en estos momentos vive solo y nadie lo procura.
Dijo que sólo la fe que le tiene a Dios lo ha sustentado y le pide todos los días que no lo desampare, además añadió que profesa la fe cristiana y se reúne con un templo.
“Alcanzó a ver poquito de solecito”, dijo con mucha tristeza Don Antonio.
Enfatizó que la única opción que tiene para generar dinero, es el pedir en las calles del centro de Matamoros, por lo que todos los días realiza recorridos en las céntricas calles.
Comentó que padece glaucoma desde que estaba joven y no se han atendido frecuentemente, ya que no cuenta con recursos económicos para pagar alguna atención médica especializa.
Argumentó que tampoco recibe alguna ayuda por parte del gobierno municipal y federal, ya que no sabe con quién dirigirse.
Expuso que con esta condición de discapacidad, es muy complicado quien le atienda y le eche la mano, por lo que él solo ha afrontado la adversidad que le tocó vivir.
EGO