En el municipio de Atlixco, en el estado de Puebla, la gente desde principios del siglo pasado empezó a correr el rumor de que en la cabecera existía una serie de túneles que se encuentran en el centro de la ciudad de Atlixco.
Aseguraban que estos pasajes comunican a las iglesias más importantes entre ellas la Capilla de la Tercera Orden, la Iglesia de la Merced y la de San Miguel.
La población mencionaba que realmente no se sabía cuando se construyeron, pero se decía que ya existían antes de la Revolución Mexicana. Fue así como nació la leyenda de los túneles de Atlixco.
Algunos moradores aseguraban haber ingresado pero ninguno, por temor, los terminó de recorrer. Aunque otros juraban que los habían caminado y con base en sus relatos, planteaban que ese túnel corre entre el convento de San Francisco, la parroquia de Santa María de la Natividad, el Carmen, Santa Clara, y que todas las ramificaciones se unen debajo del templo de San Agustín.
Aunque ni una ni otra ruta se ha podido constatar.
También platicaban que cuando se vivió la Revolución llegaron a la ciudad que presume de poseer el “Mejor Clima del Mundo” los zapatistas con mucho barullo y ganas de robar.
Entonces la gente adinerada, como sabía que esos hombres armados andaban fusilando a los ricos, se trasladaron todos para el convento de San Agustín y se metieron para mantenerse bajo resguardo.
Luego de que el sacerdote cerró las puertas y pasado un rato, uno de los bandidos revoltosos fue y dio aviso que mucha gente se había escondido en el convento con sus pertenencias. El comandante que traía a esos bandoleros ordenó que tumbaran la puerta y mataran a todos los escondidos.
La gente contaba que cuando los revolucionarios llegaron al edificio no encontraron a nadie dentro del convento, nadie supo por donde se habían escapado.
Esto derivó que se acrecentara el rumor de que se habían metido por el túnel y luego vinieron a salir a lo que es la parroquia. Aseguraban que iban guiados por el párroco, ya que él conocía perfectamente el trazado de los túneles.
También aseguraban que esos pasajes los emplearon para guardar sus bienes y para que los religiosos en ciertos momentos de la historia en que sufrieron persecución, como la Guerra Cristera y tras la promulgación de las leyes de Reforma, pudieran escapar.
Aunque han pasado muchos años desde entonces, no hay ninguna prueba que corrobore la existencia de esos túneles secretos, pese a lo cual se sigue comentando de vez en vez que se mantienen intactos.
CHM