Conoce la leyenda de la tumba del doctor Ceballos de Matamoros

Leyendas de La Laguna

A José Ángel lo asustaban por las madrugadas, pues durante las semanas que durmió en este lugar, lo despertaba una voz que le decía, "¿qué haces aquí?..vete".

Ahora en este mausoleo un monumento de granito blanco y de austera pero elegante arquitectura. (Especial)
Cecilia Aguilar
Matamoros, Coahuila. /

José Ángel Agüero Castro, de 38 años de edad, hasta hace unos días dormía en el mausoleo del doctor Ceballos en el panteón San Francisco de Matamoros, pero él plática que lo asustaban por las madrugadas, pues durante las semanas que durmió en este lugar, lo despertaba una voz que le decía, "¿qué haces aquí?..vete". 

Ahora en un taller mecánico cercano al panteón, le prestaron un auto en calidad de yonke y ahí es donde se está quedando.

¿Quién fue el doctor Ceballos?

Cabe recordar un poco la leyenda en torno al doctor Ceballos, que data de principios del Siglo XX cuando llegó a Matamoros don Juan, cabeza de una familia compuesta por tres varones y una dama. Establecieron una farmacia por la calle Niños Héroes, anexo a ella estaba el consultorio del menor de los hijos, que había estudiado medicina en Morelia.

Se cuenta que Ceballos era muy caritativo y solía consultar gratuitamente a quienes no podían pagar por sus servicios, además les ayudaba en el surtido de su receta; en algunos casos incluso alimentos les regalaba. 

Su filantropía lo llevó a desempeñar el cargo de médico del Municipio y a ocupar la Presidencia Municipal

El infortunio para él vino en 1946 cuando llegó ante el doctor un enfermo procedente del sur del País, pero unos pocos días después el médico sintió el piquete de un piojo blanco, portador del nefasto tifo y fue lo que lo llevó a la muerte.

Por la vida ejemplarmente caritativa que en vida llevó el doctor Ceballos, el pueblo comenzó a narrar una leyenda en la que se narran sucesos extraordinarios y hasta milagrosos.

Leyendas sobre Ceballos

Son muchas en torno a este personaje, pero destaca la de Ernestina, una joven de Matamoros, que había ido a Torreón en busca de trabajo; pero su viaje fue fracasó, pues al regresar en autobús se encomendó al espíritu del doctor pidiéndole su auxilio. 

Por equivocación se bajó del autobús una cuadra antes, precisamente frente a la Farmacia Ceballos, atendida entonces por la hermana del difunto. Al ver a Ernestina la señorita Ceballos la llamó y le ofreció el puesto de cajera.

Ahora en este mausoleo un monumento de granito blanco y de austera pero elegante arquitectura, el cual está ya destruido, luego de que hace dos años al cuerpo del doctor Ceballos fuera retirado por sus familiares para llevarlo a la ciudad de México, sirvió como refugio o vivienda de José Ángel, quien debido a su alcoholismos, su familia no lo procura.

Aunque pareciera ser un hombre con problemas mentales, en realidad, él está lúcido y platica que fue policía durante la primera administración de Raúl Onofre, pero un día que regresaba a trabajar luego de su descanso, como andaba “crudo” y desvelado, no vio que a toda prisa se acercaba una camioneta y al cruzar la calle fue atropellado.

Está vivo de milagro, ahora cojea porque tuvieron que operarlo para ponerle lo que él dice, “clavos”. Razón por la cual, no pudo continuar en la Dirección de Seguridad Pública. Ahora por su discapacidad y debido a que carece del apoyo de sus familiares y sus hermanas viven en San Pedro, quienes por su alcoholismo lo dejaron.

Es la razón que optó por quedarse en el mausoleo por varias semanas, “pero no aguanté, me corrieron las voces que me decían, “qué haces aquí, vete”".

Expresó que las voces las escuchaba con claridad y provenían por una de las ventanas y las primeras veces se levantaba con dificultad y buscaba, pero no había nadie. Luego agarraba su vieja cobija y se tapaba hasta la cabeza.

A la comunidad le pide ayuda para que le regalen una cobija, ropa y algún par de tenis o zapatos, pues trae unas botas muy picudas que le regalaron y como ni calcetones tiene, éstas le dañan. 

Las personas interesadas pueden dejar las cosas en la oficina del panteón San Francisco donde acude regularmente a ayudar a los sepultureros a cambio de algo de comida o de algunos pesos, que son con los que sobrevive.

LAS MÁS VISTAS