Los chicaleros danzan al son de huapangos

La fiesta surgió en el ejido San Francisco de los Blancos, cercano a Laguna de Labradores, en Galeana; sin embargo, diversos puntos la han replicado.

Las máscaras son uno de los rasgos distintivos de la celebración.
Piden apoyo para las fiestas.
La vieja chicalera, personaje clave.
Gustavo Mendoza Lemus
Galeana /

En pleno camino hacia la Laguna de Labradores, un grupo de jóvenes detienen el paso del vehículo mientras los huapangos suenan a todo volumen.

Llevan puestas máscaras de demonios, en su mano derecha cargan un chicote y se cubren el cuerpo con costales de ixtle en forma de pantalón y camisola.

En el municipio de Galeana les llaman chicaleros, un grupo de danzantes que resguardan la tradición indígena mezclada con las celebraciones de Semana Santa.

Aunque no se tiene registro exacto sobre la antigüedad de esta celebración, se sabe que surgió en el ejido San Francisco de los Blancos, cercano a Laguna de Labradores, como una manera de pedir por las buenas cosechas de maíz.

De “viejos” y “viejas”

Se trata de una de las tradiciones más antiguas de Nuevo León, de la cual los habitantes de Galeana sienten un orgullo por participar, año con año, en este ritual.

Omar Bárcenas tiene más de 25 años participando en las danzas de los chicaleros, como antes lo hizo su padre Santos Bárcenas y que ahora toca el turno a su hijo de bailar.

La fiesta comienza desde el miércoles y se extiende hasta el Sábado de Gloria. El primer día, los “Viejos chicaleros” salen a las calles a bailar junto a los “diablos” , quienes resguardan a la “vieja chicalera”, un hombre vestido de mujer al cual casarán de manera ficticia el sábado.

Deben su nombre al platillo “chical”, el cual es un cocido de maíz guisado con chile rojo y especies, el cual se da a comer durante la celebración.

Durante todo el día, los danzantes demuestran sus pasos a los vehículos que transitan a los cuales solo dejarán pasar si éstos les apoyan con una cooperación. A los peatones se les saca a bailar y quien no acepta recibe el tronido del chicote como recompensa.

“Es una tradición que tenemos aquí en Galeana de hace muchos años. Es un baile que hacían nuestros abuelos y los papás, siempre con huapangos porque es la música de aquí del sur”, explica Omar Bárcenas.

La rutina es fuerte, pues durante todo el día se la pasan bailando bajo el sol, portando los trajes y las máscaras. Ellos ensayan desde una semana antes aunque están puestos a bailar la música que les pongan.

“Pues sí es pesado pero aquí estamos para preservar la tradición. Si nos quieren ayudar con la cooperación bien, sino pues los dejamos pasar y listo”, menciona Bárcenas.

Por su parte, Aldo de la Cruz Aburto destaca cómo la tradición inició en los ejidos cercanos a Laguna de Labradores, sin embargo, en los últimos años se ha extendido a diversos puntos de Galeana.

A detalle

Todos los elementos que cargan los chicaleros tiene una razón de ser. Los trajes de ixtle recuerdan los costales que los campesinos debían de llenar con cargas de maíz. Los chicotes son los mismos que se utilizaban para usar en la yunta, mientras que las máscaras se implementan para espantar a los demonios durante las cosechas.

Los días de baile culminan el sábado con una representación masiva, donde la “vieja chicalera” es casada en una ceremonia, donde al final los danzantes se despojan de su máscara y trajes.

“Es una danza muy importante y es un elemento que atrae turismo no solo de Nuevo León sino de los estados vecinos”, menciona Aldo de la Cruz Aburto.

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