En la historia de México, varios personajes destacan por su valor, gallardía y honor. En el caso de Puebla, destacan los Tres Juanes, héroes militares originarios de la Sierra Norte que defendieron la patria durante la segunda intervención francesa.
Provenientes de distintos municipios, pero de la misma región poblana, Juan Nepomuceno Méndez, Juan Crisóstomo Bonilla y Juan Francisco Lucas, los primeros dos originarios de Tetela de Ocampo mientras que el tercero del poblado de Comaltepec pero que pidió ser enterrado en tierra tetelense, trabajaron de la mano para defender a México en los conflictos bélicos de la segunda mitad del siglo XIX.
Al frente de los Tres Juanes, como se conoció a este trío de héroes mexicanos, se encontraba Juan Nepomuceno Méndez, quien siempre fue visto como el líder del grupo por su mayor edad.
En conjunto, los tres militares serranos fueron parte esencial para la victoria de Puebla durante la intervención francesa, ya que guiaron al VI Batallón de la Sierra Norte, compuesto por cerca de cuatro compañías de Tetela, una más de pobladores de Xochiapulco y otra de Zacapoaxtla.
Bajo las órdenes del general Ignacio Zaragoza y con el pensamiento liberal en seguimiento a la política del entonces presidente Benito Juárez, los líderes militares comandaron a uno de los batallones más importantes en la lucha del 5 de mayo de 1862, pues el general Zaragoza les envío a permanecer al frente de una trinchera en el Fuerte de Guadalupe. En este punto fueron la primera línea del Ejército de Oriente contra las tropas invasoras, pues se impusieron no solo con las escasas armas de fuego, sino también con piedras, machetes y hoz.
Tras la victoria, los Tres Juanes volvieron solo para reincorporarse a una nueva lucha, pues en 1863 el general Miguel Negrete otorgó el nombramiento de General de Brigada a Juan N. Méndez, mientras que Juan C.Bonilla sería General Adjunto y Juan F. Lucas subió de rango y obtuvo el título de Teniente Coronel del Batallón de Cazadores de la Montaña. A su vez, la comunidad de su región les dotó de nuevos sobrenombres que identificaron de manera fiel a cada uno de los Juanes.
Distinción
Por su parte, Juan Crisóstomo Bonilla, maestro y militar que conjugó en diversas ocasiones sus dos vocaciones, fue llamado el Gobernante Modelo, hecho que sumado a la confianza que los locales le depositaban por su carrera dentro y fuera de batalla, le facilitó el convencimiento de los ciudadanos.
Mientras, Juan N. Méndez fue nombrado El León de las Montañas por su gallardía, coraje y fuerza en la defensa de su patria, además porque una vez que superó una lesión de guerra durante la batalla del 5 de Mayo, se puso al servicio de la nación.
Por último, Francisco Lucas fue conocido como El Patriarca de la Sierra por su capacidad de comunicarse con los serranos que aún conservaban su lengua indígena para convencerlos de enlistarse a la batalla.
El 16 de julio de 1865 una nueva batalla se vivió, pero ahora en Tetela de Ocampo. Los Tres Juanes comandaron la resistencia de su pueblo contra los franceses y la legión austro-húngara, que bajo el mando del conde Franz von Thun und Hohenstein invadieron por la fuerza a la Sierra Norte de Puebla, sin embargo, luego de varias batallas, los locales fueron desplazados hasta los cerros de Zoyayo, Coyoco y Zotolo. Hoy por hoy, los historiadores reconocen que durante la invasión y el resto de los eventos de guerrilla, las mujeres de la Sierra Norte fueron pieza fundamental de las batallas, ya que apoyaron en la organización, escape y supervivencia de su gente durante el asedio de los invasores. Las poblanas se escondían en el campo abierto, donde daban comida, cuidados y sanaban a los guerreros de su tierra.
Una vez reordenados, el 20 de octubre de 1865, aproximadamente 800 soldados a los que se sumaron pobladores de Cuautempan, Huahuaxtla y otras comunidades cercanas, emboscaron en una barranca a los invasores y tras una formidable batalla en Zontecomapan, lograron expulsar a los invasores de la Sierra Norte de Puebla.
Posterior a ello, los representantes de la Tres Veces Heroica Tetela de Ocampo fueron pieza fundamental en la batalla del 2 de abril de 1867, donde Juan Crisóstomo Bonilla encabezó el liderato de las tropas liberales de Tetela y Xochiapulco. De manera estratégica, el comando militar tomó por asalto la Catedral de Puebla que se encontraba en poder de los conservadores, echó a vuelo las campanas como método de batalla para salir victoriosos durante el enfrentamiento comandado por Porfirio Díaz.
Legado
Después de los acontecimientos que les dieron honor, patria y gloria al país, los Tres Juanes realizaron otro tipo de servicios para su gente, pues Juan Crisóstomo Bonilla fue gobernador del estado de 1880 a 1884 y también fue reconocido como Benemérito de Puebla. Además, fundó un gran número de escuelas así como el Benemérito Instituto Normal del Estado (BINE) a favor de la educación y servicio público hasta el día de su muerte el 30 de enero de 1884 a la edad de 49 años en Veracruz; no obstante, sus restos y tumba se encuentran en el Panteón Municipal de la ciudad de Puebla.
Por su parte, Juan N. Méndez murió en la Ciudad de México el 29 de noviembre de 1894, sitio donde quedaron sus restos al interior de la Rotonda de las Personas Ilustres. No obstante, su legado se extendió más allá de su historial de guerra pues fue senador, gobernador interino de Puebla y Presidente interino de la República, siempre recordado como un Benemérito de Puebla y por su apego a los juicios justos y apego a las leyes.
En el caso de Juan Francisco Lucas, El Patriarca de la Sierra, murió el 1 de febrero de 1917 en Xochiapulco, sin embargo, su gran amor a la tierra y su apego a los ideales liberales lo llevaron a ser enterrado en el panteón de Tetela de Ocampo como parte de su última voluntad. Hasta la fecha, los pobladores le llevan flores y recuerdan con gran dicha al también reconocido como General de Brigada de Segunda División de Oriente.
Sigue viva su historia
Actualmente, en Tetela de Ocampo, tanto adultos como niños se esfuerzan en mantener viva la historia de los héroes que dieron sus vidas a la nación. En ese sentido, a través de enseñanzas tradicionales, cada uno de los tetelences busca dignificar a los Tres Juanes a lo largo del tiempo.
En el poblado donde los héroes militares tuvieron su hogar, actualmente, Juan Crisóstomo Bonilla, Juan Manuel Bonilla Cruz y Aníbal Manzano González se encargan de mantener viva la historia con su labor como historiadores de Tetela.
El trío de cronistas asegura que este tipo de labores es la nueva manera de formar a ciudadanos de gran valor para el país, pues ahora las armas quedan a un lado y en su lugar llegan los conocimientos, la cultura, la historia y el amor a la patria.
AFM