Los venenos en la agricultura

Para reducir efectos tóxicos y negativos del uso de insecticidas, se deben promover técnicas agroecológicas con éxito demostrado.

Reconocer los sistemas como agroecosistemas promueve una producción alimenticia más sana y sustentable a largo plazo. | Patricio Betteo
Nexos
Ciudad de México /

Por: Ek del Val de Gortari y Ana María Flores Gutiérrez

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

La fertilización de las tierras utilizaba abonos provenientes de materia orgánica y guano, los cuales no sólo son alimento de las plantas, sino de una gran diversidad de pequeños organismos descomponedores. En cambio, la agricultura actual utiliza nitratos y amonios producidos por medio de reacciones químicas en laboratorios y fábricas. Eso trajo consigo un exceso de fertilización, ya que no todo lo que se aplica lo digieren las plantas, lo que ha implicado contaminación de cuerpos de agua y mantos freáticos. Al mismo tiempo, cuando la fertilidad del suelo ya no fue una limitante para los cultivos, se optó por sembrar grandes extensiones de monocultivos, los cuales representan la situación ideal para la reproducción y crecimiento de poblaciones de plagas. Esto se debe a que cuando una población de insectos herbívoros, como pulgones u orugas, se encuentra ante un monocultivo de grandes proporciones, puede crecer sin restricciones. Esto es el resultado de que tienen alimentos ilimitados y a que en estos cultivos están ausentes sus enemigos naturales, como las avispas, arañas o tijerillas que son depredadoras.

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