La forma en que deben enfrentarse las enfermedades cuando se es un adulto mayor resultan desafiantes, más aún si no se cuenta con una familia, amigos solidarios, y si no existió un plan para la jubilación.
Aunque esta situación no se ajusta del todo al caso del maestro Luis Azpe Pico, quien goza de la alegría que genera la amistad, así como el contar con una familia amorosa, son los primeros los que buscaron apoyo para el profesor quien enfrenta la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
Siempre amable, el maestro Luis Azpe Pico abrió las puertas de su casa, un hogar lleno de libros, armonioso, que comparte con su esposa. Durante el año pasado al visitar a una de sus hijas que vive en los Estados Unidos comenzó a sentirse mal y fue en México que debió acudir con el médico.
Fue en Torreón donde le diagnosticaron EPOC, motivo por el cual se tuvo que someter luego de una serie de procedimientos y a una cirugía. Tras la emergencia, se reconoce como un paciente que debe atender la compra de medicamentos, dos de ellos de fácil acceso y uno más considerado controlado. Sin embargo con percepciones como maestro jubilado, le resulta oneroso conseguir junto con ellos los inhaladores.
“Todo empezó en los Estados Unidos, fui de visita allá con mi hija. Me puse malo y ahí venimos, tenía retención de líquidos y ya me andaba. Bendito sea dios que hay amigos preocupados por mí porque ya de lo que le llamábamos la palomilla quedamos unos tres pero es natural, a esta edad cualquier cosa puede pasar”.
Aunque dice que acepta los achaques propios de su edad no baja la guardia pues apuntó, aún tiene muchas esperanzas y como buen creyente tiene fe y ganas de vivir.
“Tuve que ir al Seguro Social y no sé qué me hizo más daño, si la enfermedad propiamente dicha o el ambiente del hospital que es verdaderamente terrible, si no, pregúnteselo a cualquiera que haya estado internado, es terrible. Claro que hay sus excepciones, no generalizo, pero que en su mayoría esté mal es verdad porque ni equipo, ni medicina, ni profesionales de la medicina, que no es lo mismo que profesionistas”.
Su razón de vivir, es decir, su hija, estuvo al pendiente de todo. Al ver las deficiencias en cuanto a la atención brindada, decidió endeudarse para llevarlo a un hospital privado, donde un médico al que consideró increíble, lo atendió y le explicó que había necesidad de operarlo.
“Antes de eso trataron de sacarme los líquidos y me pusieron sonda. Mire, hija, no le miento, dos litros, bolsa tras bolsa y luego la tercera llenas y quedé más o menos bien. El doctor dijo que había que operarme, pero por dios de mi vida ¿con qué?. Pensé que en el IMSS sí me podían operar, seguramente después de 4 años”.
El médico que lo atendió le dijo que lo esperaba en urgencias y fue operado sin costo alguno. Los malestares continuaron y el maestro, propenso a la depresión tuvo que admitir que como la mayoría de la población, no se preparó para la jubilación.
“Se disfruta la jubilación unas cuantas semanas pero luego viene la otra y uno se pregunta: ¿Y ahora, qué voy a hacer? También no me puedo trasladar, ya no quise manejar porque me falla la visión y caigo en la depresión, pero tengo ahora un médico muy joven que me está atendiendo, que tiene una idea muy buena, los pacientes no vamos con él. Él visita a los pacientes”.
Luis Azpe Pico comentó que de esta manera el doctor los visita cada dos meses y los revisa a él y a su esposa. El maestro tiene que consumir medicamentos como el Sintaser, es decir, propanolol, junto con Captopril.
“Ambos medicamentos son accesibles, pero otro es únicamente mediante receta que es el Alprazolam, en dosis muy pequeñas porque le tengo miedo, y como tengo EPOC de tanto fumar, ahí sí, hay unos inhaladores, que es el que siempre cargo, que es muy económico, pero hay otro que es muchísimo mejor, pero es excesivamente caro y cuesta poco más de 600 pesos”.
El maestro Azpe maneja un blog donde asegura se entretiene pues publica poesía pero también chistes y algunos pseudónimos de personajes de la cultura y el espectáculo como, por ejemplo el cómo se llamaba Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento) o Neruda (Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto). Sin embargo con este ejercicio recibe dinero por las visitas de los navegadores de internet. En suma, mencionó que son curiosidades que no servirán para nada pero le divierten.
La docencia y el amor por los jóvenes
“He tratado de ser feliz y la felicidad no es hacer lo que quiero sino querer lo que hago, entonces eso de que yo soy generoso no, simplemente a mis alumnos los quise mucho y los sigo queriendo aunque acordarme de todos está difícil”.
Dentro de sus memorias recuerda que un rector de la Pereyra le llamó para preguntarle si los maestros estaban de acuerdo con lo que se les pagaba por hora clase. Él le respondió que no sabía porque impartía las clases gratis, es decir, que a él le gustaba dar clases, pero les cobraba por la friega que se arrimaba en la casa haciendo y revisando ejercicios a diario.
“Es una profesión muy digna, muy hermosa que ha ido desapareciendo, por decirle algo, ¿quiere conocer a un profe tonto? Por no decir la otra palabra. Es el que dice: Yo a todos mis alumnos los trato igual cuando todos somos diferentes y hay que observarlos. A mi me gustó siempre el final de la secundaria e inicio de la prepa, ese intervalo porque es una etapa de la vida en la que el muchacho no es un niño pero no es un hombre todavía, aún es hijo de familia.
“Hay que observar su comportamiento porque los muchachos son listos pero violentos. De manera discreta me informaba qué pasaba, si había problemas conyugales o económicos y eso les afecta mucho a los muchachos, ya ves la tragedia que acaba de ocurrir. Ahí es donde debe entrar la labor verdadera del docente, lo que es la cuestión pedagógica, la psicología del adolescente, porque cuando un muchacho siente que hay un viejo que lo apoya, o una vieja, cambia para bien y le echa ganas”.
Los lectores interesados en apoyar al maestro Luis Azpe Pico pueden comunicarse con Angélica Dávila al teléfono 871 173 8301 o con el personal del programa Camión de Ruta al teléfono 871 363 0360.