El estado de San Luis Potosí es uno de los que tienen mayor riqueza en arquitectura barroca en México, por su belleza, en 2010; obtuvo la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
Una manera más de conocer SLP a través del mezcal, pues este estado fue de los primeros reconocidos con la Denominación de Origen e incluso se han trazado rutas para conocer las haciendas que siguen fabricando la bebida de manera artesanal.
Cuenta con una variedad de lugares para visitar entre los que se encuentran el Centro Nacional de las Artes, el Parque Tangamanga, el museo Leonora Carrington, la Catedral Metropolitana de San Luis Potosí, La Huasteca Potosina, entre otros.
Sin embargo, también es una ciudad rodeada de mitos y leyendas, esta ocasión en Mitos de Leyenda; te contaremos la historia de La Maltos…
La Leyenda de La Maltos, bruja de los arcos de Ipiña
La historia se desarrolló durante la época colonial. En dicha época, la Santa Inquisición era la encargada de castigar a quienes se atrevían a practicar ritos y costumbres que no eran parte de la fe católica en México. La Maltos fue miembro femenino del grupo y ostentaba un alto puesto dentro, además; dicen que fue una poderosa habitante de San Luis Potosí.
Su residencia fue un gran edificio que hoy se conoce como los Arcos de Ipiña o Edificio de Ipiña, en el centro de la ciudad. En aquellos tiempos, se había impuesto un toque de queda por las noches para todos los habitantes, sin embargo; la mujer era tan influyente que se daba el lujo de salir en su gran carruaje, tirado por caballos negros para pasear por las calles.
La gente le temía porque el sonido que hacía al pasar con su carruaje era catalogado como fantasmal, de ahí se desataron los rumores de que la mujer practicaba ritos y brujería negra en su casa. Un día, La Maltos decidió ejecutar a dos personas que gozaban de la protección de una familia poderosa de SLP. Tales muertes fueron consideradas injustas por lo que fue acusada de asesinato además de brujería, y la condenaron a muerte.
En sus últimos momentos, la mujer pidió un último deseo; que le permitieran dibujar su carruaje en la que sería su última morada. Su deseo fue concedido y La Maltos comenzó a trazar su carruaje, al finalizar, todos los presentes fueron testigos de cómo su dibujo cobraba vida y salía de la pared. Ella soltó una risa tenebrosa y burlona mientras se subía y a toda velocidad escapaba del lugar.
Cuenta la leyenda que desde ese día no se le volvió a ver, pero algunos pobladores dicen que en los Arcos de Ipiña han tenido lugar sucesos paranormales... y que aún siguen ocurriendo.
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