El amor por los animales y agradecimiento, ha llevado a Mary Rangel a rescatar un gran número de perros que son abandonados y maltratados en Torreón, sin embargo asegura que no siempre fue así.
La depresión generada por el abandono de su esposo, sin trabajo, ni casa y a cargo de sus tres hijos, la llevó a estar en una silla de ruedas debido a la anorexia que presentó, obligándola a recibir terapias psicológicas para su recuperación.
Recuerda que un día uno de sus hijos llegó de trabajar con un perro, que en su momento no fue bien recibido, ya que representaba un gasto más en su casa, así como la limpieza y cuidados que no podía brindar por las condiciones en las que se encontraba.
El perro se quedó, pero a los dos meses le dejaron en la puerta de su casa a otras dos perras, las que intentó sacar pero nuevamente regresaban, por lo que decidió quedarse con ellas y al poco tiempo rescató un perro que habían dejado abandonado.
Durante sus visitas al psiquiatra, le manifiesta ver un cambio en su estado de ánimo y en su recuperación, lo cual atribuyó a la atención que estaba brindando a los perros, siendo esta su terapia.
Ofreció su apoyo
Poco después se acercó al albergue “Ladridos con alas” en donde ofreció su apoyo y posteriormente se integró al voluntariado del Centro de Control Canino.
Durante este tiempo y a lo largo de 15 años, Mary se ha dedicado a rescatar a perros abandonados y maltratados, llegando a tener hasta 30 perros a quienes brinda alimento y resguardo a pesar de enfrentar una difícil situación económica ante la falta de trabajo, pues asegura que existen personas que la ayudan con alimento.
“Para mi esas son bendiciones muy grandes, a mi no me importa tener riquezas, ni tener un carro, ni tener nada, lo único que yo quiero es tener salud, vida, que mis hijos estén bien y que mis perros también estén bien”.
Las condiciones en las que se rescatan los perros son lamentables, pues la mayoría se encuentran desnutridos, con infecciones y heridas a causa de los golpes que muchas de las veces son generados por los propios dueños, con quienes asegura, ha tenido problemas.
“La gente es mala y maldosa, yo tenía a los perros en la cochera y me envenenaron a tres perros y entre ellos a 'Greñitas', a 'Palomita' que era una perrita callejera y a 'Borreguito'”.
Cada uno de los perros rescatados son especiales para ella, pues aún y cuando algunos murieron por viejos o por el daño que les han hecho algunas personas, asegura que están en su recuerdo.
“Yo le voy a llorar y cada perro que se vaya, se va un pedazo de mi corazón y el que llega también un pedazo de mi corazón es de ellos y al último termina uno teniendo corazón de perro”.