Son cuatro hombres jóvenes que construyen su futuro a base de trabajo diario para el sustento de su familia. Toño y Desiderio Teniente, además de Rogelio Castro y Miguel Vaquera, originarios del ejido Mayrán, de San Pedro, Coahuila, y que tienen su pequeña empresa de fabricación de ladrillo a la orilla de la carretera a La Cuchilla, entre el entronque del ejido Frontera y el ejido San Miguel.
Ahí, ellos producen ladrillo, el cual sacan de la misma arcilla del terreno, y ahí mismo tienen su cocedor u obrador como le llaman. Señalan los cuatro trabajadores, que todo el esfuerzo que hacen es para sus familias, ya que la situación económica “es muy difícil”.
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En medio de un sol quemante, se ven estos jóvenes cargando sus moldes de madera, repletos del barro o zoquete con el que le dan forma al ladrillo, adobón, ochito u otros modelos que fabrican.
"Primero hay que bajar la tierra, batirla y ponerla en los moldes, luego tirar el ladrillo ya formado para torrearlo y esperar que se seque para ponerlo en el obrador, que se prende con ramas y de ahí, sale el ladrillo listo para la venta", mencionan.
Consideran que es un trabajo muy duro, “pesado, pero no hay más, hay que jalar”. El mil de ladrillo en el mercado lo ponen en 2 mil 500 pesos, costo justo para el arduo trabajo que hacen todos los días.
"Aquí somos puros amigos, trabajamos para mantener a nuestras familias y si, en pleno sol, nos gustaría tener una buena sombra, pero al rato lo logramos, o si alguien nos apoya aquí andamos".
También piden que “no sea fea la gente”, ya que hace días les robaron unos tanques donde almacenan el agua para batir el lodo, y son cosas que a ellos les sirven mucho. Esperan salir adelante con su pequeña empresa a la que le llaman el ‘Caracolito’.
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