La celebración del Día de Muertos en la Comarca Lagunera de 1970 no cambió mucho, hasta antes de la pandemia actual que dio un giro radical en la manera de festejar y visitar a los fieles difuntos al panteón.
De acuerdo a noticias y fotografías del periódico La Opinión, hace 50 años los laguneros abarrotaban los panteones para ofrecer el Santo Rosario frente a la tumba de sus seres queridos, luego de limpiarla, adornarla con flores y por qué no, darle un toque de pintura a las letras.
En contraste, tal como ocurre en estos tiempos, no faltaron las tumbas antiguas y abandonadas, las cuales lucían destruidas por el paso del tiempo o por daños de los visitantes.
Tal como sucede en la actualidad, el 2 de noviembre era un día inhábil. La mayoría de los comercios cerraban, los bancos no operaban y las clases se suspendían ya que los estudiantes solían faltar, por lo cual se podía apreciar gran afluencia en los diferentes panteones de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, principalmente.
Las notas informativas mostraban también las quejas de la ciudadanía ante el alza en los precios de las flores, las cuales se vendían en puntos establecidos como lo era la Alameda Zaragoza en Torreón y sobre la avenida Madero en Gómez Palacio, lugares donde se instalaba un mercado.
Por ejemplo, las gladiolas estaban fuera del alcance de la gente de pocos recursos ya que la docena se daba entre los diez y los 40 pesos de aquel tiempo, así que eran los camiones repletos de crisantemos cultivados en la región, los más solicitados.
Por su parte, policías se instalaban dentro de los cementerios para mantener el orden y evitar abusos en los precios de flores, mientras que los tránsitos se encargaban de dirigir el tráfico a las afueras de los panteones, facilitar el paso, así como impedir la circulación a exceso de velocidad.
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