El artista urbano lagunero, Paulo Galván, a sus 31 años, busca llevar el graffiti a otro nivel y establecerlo como un negocio formal, al menos para él.
- Te recomendamos Lagunero representará a México en campamento de inclusión de París Más Estados
Su primer acercamiento a este arte, fue por medio del muralismo urbano, técnica que aprendió con sus amigos en las calles de la Fraccionamiento Del Bosque en Gómez Palacio, calles en donde vivió gran parte de su infancia y adolescencia, y en donde le encontró sentido al dar color a las paredes con el aerosol.
Su trabajo ha ido evolucionado y de los murales, ya realiza obra en acrílico siendo siempre fiel a las líneas de sus diseños multicolor.
“Me da la sensación de que todo está fluyendo”, explicó.
Al paso de los años y tras dedicarse a múltiples disciplinas artísticas en el colectivo Casa Hidalgo, ubicado en Torreón, hoy quiere concretar su transición al emprendimiento de negocios.
Las ya reconocidas formas de sus trabajos están plasmadas en muros y lienzos, pero ahora los realiza en lámparas, mesas, jarrones, libretas y muchos artículos más, que son intervenidos con sus líneas multicolor que ha caracterizado su trabajo.
Conocido también como “Selos” o “Slos Art”, se denomina a sí mismo como artista urbano autodidacta. Sabe que el camino como emprendedor requiere de aprendizaje y sacrificios, por lo que junto con su familia, han logrado esquivar los obstáculos y las lágrimas que ha derramado han valido la pena.
“Hemos identificado en qué objetos se puede plasmar los diseños que ya tenemos previamente digitalizados”, expuso.
Comentó que su arte ha partido en dos vertientes en particular: situaciones sociales como lo ha sido el zapatismo y también el espiritual, donde logran integrar la naturaleza y el espíritu, en la mayor parte de su obra.
Paulo no se limita en demostrar qué tan sensible puede ser ante lo que le rodea en el mundo, ya que sus hijos saben perfectamente que tienen a alguien que no le importa hacer lo necesario para que ellos estén bien, sin la necesidad de sacrificar sus ideales.
Al adentrarse en el comercio de su obra, le resulta difícil incluso desprenderse de sus propias creaciones, pues asegura, son parte de él, por la creatividad, el trabajo y tiempo que le invirtió a cada una.
La vinculación que por años ha tenido con sus compañeros del colectivo, ha sido muy enriquecedor para él, ya que ha logrado elaborar hasta bisutería y ha integrado exhibiciones de malabares, en una sinergia cultural que le ha resultado complementaria para su trabajo dentro del arte.
Tiene hambre de mostrar su talento, por lo que próximamente participará en una convocatoria de muralismo en Monterrey de la que espera ser ganador, pero asegura que ya se siente como uno, al poder sacar adelante a su familia sin perder sus ideales.