'Los dos Amigos' dedicados al abigeato, no sólo robaban a los alrededores de Mapimí, sino que recorrían otros poblados del estado de Durango, aprovechando el gran número de haciendas que existían y de donde sustraían el ganado, relata Salvador Luna de Anda, cronista del municipio.
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“Estos señores a eso se dedicaron y no sólo aquí, se iban hasta Santo Domingo, a la Zarca, era una cadena de gentes que andaban en esto del abigeo”.
He robado trenes grandes y máquinas de vapor
José, dicen, era originario de Bermejillo, pero muy chico llegó a vivir a Mapimí en donde creció y conoció a Martín.
Cuentan que fue en el mercado que existía en la comunidad en donde los mismos pobladores lograron detener y atar a José, sin embargo lograron huir.
“Válgame santo niñito ya agarraron a José, en la esquina del mercado lo ataron y se les fue. Sería por sus oraciones que su madre le rezaba, sería por su buena suerte que a José no le tocaba”.
Luego de llevar una vida de malhechores, a Martín lo mataron muy joven, pues aseguran que tenía hartos a los pobladores por tantos robos, mientras que José fue asesinado por una pareja en su vivienda, sin embargo no se sabe en dónde quedaron sus restos.
“No se sabe en donde quedaron, ni de sus descendientes, pues en esos tiempos nadie quería decir que eran parientes de maleantes, porque era incómodo, por las venganzas, atropellos, así se acostumbraba en aquellos años y nadie decía que era su familiar”.
El primero que muere es Martín, lo mataron en la Hacienda de Santo Domingo, ubicada en los límites de Mapimí con el municipio de San Pedro del Gallo, cuando todavía se dedicaban a robar ganado.
“A mi me contaron que lo mataron en un agostadero que está colindando con el municipio de Mapimí con el de Villa Hidalgo para no batallar porque le tenían miedo, porque al pasar por un rancho tenía sus cómplices”.
Andaba en un rancho y es cuando se da cuenta la cordada (defensas rurales) que eran nombrados el Estado a petición de la presidencia municipal, lo buscan y lo matan.
“En esos tiempos, si batallaban, daban problemas o corría riesgo su integridad, los mataban con la famosa ley fuga. A Martín cuando lo encuentran lo mataron por la espalda porque le tenían miedo”.
En Santo Domingo Martín iba, se paseaba y acudía a los bailes, donde aprovechaba para robar, pues la hacienda que era de españoles tenía una gran cantidad de ganado.
“A toda la gente de por ahí ya los tenía hartos, porque les robaban mucho ganado a todos los hacendados”.
Salvador Luna, manifiesta que Martín murió joven, sin que se supiera de su familia ni en donde quedó sepultado, pues en ese tiempo los delincuentes no podían ser sepultados en el camposanto, la iglesia lo prohibía.
Martín y José se dedicaban principalmente al robo de ganado, sin embargo aprovechaban el paso del tren que transportaba el oro de las minas, así como el dinero para el pago de los trabajadores.
“Amarillo no me pongo, amarillo es mi color, he robado trenes grandes y máquinas de vapor”.
José murió en Mapimí, disimulando todo lo pasado, vivía solo ya que nunca se casó y puso una tienda, la que aseguran era de las más abastecidas del pueblo…..
Continuará...