Un lagunero en el Everest: avalancha de emociones

Primera parte

"Zack" se enfrentó a la misión de su vida, que es viajar a Nepal para ascender 6 mil metros sobre el nivel del mar.

A los 4 mil metros de altura se perdió la conexión vía WhatsApp que mantenía con Milenio. (Cortesía)
Luis Carlos Valdés
Torreón, Coahuila /

Eduardo Zacarías Márquez, de 33 años de edad, nació en Gómez Palacio, sin embargo, vive en Ciudad Lerdo. Es egresado del Tecnológico de La Laguna, apasionado por los deportes de aventura y eco turísticos.

Totalmente decidido a vivir la experiencia, tomó el riesgo y viajó a Nepal para ascender 6 mil metros sobre el nivel del mar, con poco presupuesto pero gracias al apoyo de su familia logró enfrentar sus temores, el vértigo a las alturas y temperaturas extremas; pudo dosificar su energía y controlar sus emociones para alcanzar el objetivo: Hacer trekking al Himalaya desde el campamento base del Everest, la montaña más alta del mundo.

“Zack” ha practicado 'camping' gracias a Víctor Martínez, de la empresa Explora Adventours, de tal manera que cuando ha tenido oportunidad, toma su mochila y se lanza a la aventura en grupo o en solitario, como en esta ocasión en que viajó a Nepal, enfrentando el miedo por ir a un país desconocido.

Su madre le ha dicho: “No tengas miedo, es sólo que te estás anticipando e imaginando cosas que quizá nunca pasan”. Y esto lo ha comprobado.

Hoy sabe que todo es cuestión de hacer las cosas y todo se irá acomodando. Al contar su experiencia, explica que "se siente" como enfrentar el vértigo que se genera al brincar de un trampolín alto, donde solo hay que dar el primer paso.

Fue la madrugada del martes 8 de octubre cuando este lagunero, comenzó el relato vía Whatsapp, de esta experiencia que lo llevó a la cordillera del Himalaya en el Everest.

TORREÓN Y NEPAL: LA RURA DE LAS 33 HORAS

La distancia entre Torreón y Nepal es de 13 mil 962 kilómetros en línea recta y el horario tiene doce horas de diferencia. Fue el lunes 30 de septiembre por la noche, cuando Zack inició el viaje.

“Mi vuelo fue vía Ciudad de México-Canadá-China y Nepal. Para entrar en Canadá requiere un visado llamado ETA que obtienes por internet en 5 minutos. Mientras que para China no nos piden visa si solo es una escala, de lo contrario si requieres visa que cuesta aproximadamente 100 euros. Finalmente en Nepal sí se requiere, pero la tramitas en el mismo aeropuerto a la llegada”.

El no dominar el inglés le exacerbó su vulnerabilidad para poderse desplazar entre aeropuertos, ciudades, taxis, entre otros y el poco que entendió lo limitó por el acento de los nativos de Nepal.

“Aunque debo decir que en general la gente aquí es muy amable y muy servicial”, describió.

De la capital de Nepal, Katmandú tuvo que volar Lukla, un pueblo al este, ubicado en las montañas, en el que se encuentra el llamado “Aeropuerto más peligroso del mundo” por su corta pista, donde solo los pilotos más calificados pueden llegar y salir de ahí.

INTEGRANTES

El equipo de Zacarías estaba integrado por Ram, dueño de la agencia que ofrece estos viajes guiados y a sus guías muy profesionales, Álvaro, un español quien tiene cinco años viviendo y recorriendo Nepal y Pratap a quien llamó “Jac Jac” porque siempre que veían animales bajar por las colinas cargados de víveres, Pratap les advertía diciéndoles “jac jac”, (que es una especie de búfalo lanudo).

Además, de Vicente García, otro viajero sin experiencia en alta montaña oriundo de Guadalajara. En su camino se encontró con equipos, desde brasileños, suizos, americanos, japoneses, hindúes, españoles, daneses, entre otros.

Cada día, la caminata era larga y con mucha pendiente entre caminos de piedra donde los bastones de trekking ayudaban en el andar.

Su emoción crece al recordar un momento en el que observó el Everest y el Ihotse, con más de 8 mil 500 metros sobre el nivel del mar.

“Parecen que fueran personas gigantes que te observan desde esa altura. Verdaderamente impresionante lo imponentes que son”, reflexionó.

El paisaje cobra otra perspectiva estando a 4 mil metros sobre el nivel del mar, donde el paisaje ya no es verde sino casi desértico.

“Es impresionante la fuerza y la resistencia que tienen los sherpa (pobladores nativos de Nepal), que ves en el camino cargando todo tipo de cosas, desde equipaje de otras personas, hasta tanques de gas o estufas completas, o puertas de madera pesada y cargas de hasta 120 kilos en la espalda cuesta arriba”.

Al llegar a un poblado, el equipo pernoctó en “lodges”, un tipo de albergue muy simple, con habitación de 2x2 metros y dos camas individuales, espacio que permitía protegerlos de las ventiscas, más no del frío, e iluminados apenas por un foco con luz similar al de una vela.

Ahí logró tomar un baño caliente, alimentarse con “Dal bhat”, platillo tradicional del país, logró dormir, ya con ciertos síntomas de la altura, como el dolor de cabeza.

La expectativa del equipo de Zack era que para el viernes llegar al campamento base a 5 mil 400 metros, y por la tarde subir a los 6 mil metros en la montaña Kala Patthar, tras haber pasado uno de los glaciares del Everest, sin embargo, ante las alturas, la tecnología no tuvo palabra y la comunicación vía whatsapp con Zack se perdió.