Mayra fue secuestrada y asesinada por tres policías municipales de Manzanillo, Colima; dos de ellos están presos y uno continúa prófugo. Su familia tuvo que huir del lugar donde vivían por temor: son doblemente víctimas de la violencia.
“Nos fuimos porque no fueron cualquier persona los que se llevaron a mi hija, eran policías; entonces ¿a quién vamos a recurrir? a nadie, ya no se confía en nadie”, narra desde el lugar de su exilio Yuridiana, madre de Mayra.
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Pasando el funeral de su hija, comenzaron a ver afuera de su casa “carros muy sospechosos” vigilándolos por horas; después personas no identificadas empezaron a seguir a toda la familia: “nos tuvimos que ir”, justifica la señora Yuri.
Ella no entiende por qué las autoridades no hacen público el perfil del tercer policía implicado en el homicidio de Mayra, para que sea más fácil encontrarlo. Así, ella y su familia también se sentirían más seguros. Quizá no hubieran tenido que huir.
“Según los fiscales, ése que anda prófugo había pedido cinco meses de vacaciones, pero no entiendo por qué no lo buscan, no hay fotografía de él para que lo busquen, ni en redes sociales ni en las noticias, ni nada”.
De hecho, Yuridiana asegura que las autoridades le pidieron “que no hiciera tanto arguende en esto”, pero cómo hacerlo –pregunta–, “si uno de los asesinos de mi hija anda en la calle, libre, como si no hubiera hecho nada”.
Ignorados por autoridades municipales
Siendo personas de escaso de recursos, provenientes de Michoacán, en busca de empleo en el puerto de Manzanillo, tampoco fue fácil para la familia de la joven hacer frente a los gastos funerarios inesperados.
En más de una ocasión, con el dolor atravesado en el alma, la señora habló con periodistas locales pidiendo apoyo de las autoridades municipales, específicamente de la presidenta municipal de Manzanillo, Griselda Martínez Martínez.
La alcaldesa se comprometió, en un video difundido en redes sociales, a buscarla y ayudarla, pero nunca lo hizo, mucho menos colaboró para que la familia viva en un lugar más seguro, al menos lejano del policía prófugo.
“A nosotros no nos apoyaron para venirnos; andaban diciendo que a mí me entregaron un dinero de los policías y no es verdad. Si es verdad que me lo entregaron que lo haga saber la presidenta y qué diga dónde yo le firmé, a mí no me dio ni para una veladora”.
La cuarta implicada, libre
Yuridiana tiene muchas dudas sobre los procedimientos que siguió la Fiscalía General de Justicia del estado de Colima en el caso de su hija, por ejemplo, ella cree que ignoraron evidencia que implica a una cuarta persona en el secuestro y homicidio de Mayra: se trata de otra policía.
A su hija “se la llevaron” en un carro Aveo color rojo. “Ese coche era de una mujer policía, esposa de uno de los policías que están detenido; pero a la mujer la dejaron libre por falta de pruebas”, explica.
Sin embargo, la Fiscalía Antisecuestros le había comentado del hallazgo de un mensaje donde la mujer policía preguntaba: “¿Cómo va todo?”, y su marido le contestaba: “Aún no cae la presa”.
“Esas palabras a mí no se me olvidan. Cómo es posible que no le hayan encontrado cargos a ella, si eso es más que evidencia, ella es cómplice de ellos”, lamenta la señora Yuri. Esta policía también está libre.
¿Y el dinero del rescate?
Cuando la secuestraron, Mayra estaba barriendo su estética “Barber girl”, en la comunidad de El Colomo, en el municipio de Manzanillo. Se quitó el mandil y dejó la escoba recargada en el espejo. Era el 19 de septiembre.
De los tres secuestradores, todos policías municipales, al menos conocía a dos: uno era cliente de su barbería; otro, actualmente prófugo, vivía también en El Colomo. Seguro eso le dio confianza de acercarse a ellos.
La pareja de Mayra, le confirmó a su madre Yuri, lo que ella ya sospechaba: que algo malo había pasado. “Me dijo que se la habían llevado del local, que no estaba; se la llevaron como a las 20:35 horas”, recuerda.
Los plagiarios pidieron 400 mil pesos, finalmente terminaron recibieron 82 mil, que es todo lo que la familia consiguió reunir pidiendo cooperaciones con sus amigos y familiares.
“El dinero lo entregamos el día 20 de septiembre en una carretera, yo misma lo entregué porque ellos me querían a mí, que yo sola fuera a entregar el dinero que porque me estaban vigilando”, narra la señora Yuri.
Sin embargo, asesinaron a Mayra. Las autoridades prometieron a Yuridiana devolver el dinero que pagaron de rescate, para ayudarse con los gastos funerarios, pero no fue así.
“¿Dónde está el dinero?”, dice la madre de Mayra desde el exilio forzado por la violencia. La justicia es todavía un punto lejano en un camino que está cansada de recorrer.
FS