María del Rosario Reyes ha renacido 21 veces por cada operación. Desde los 10 años cuenta con una válvula apenas hace un año removida. Es una mujer que también lucha contra el cáncer de mama y ahora quiere agradecer a las personas que la apoyaron hace cinco años.
Durante gran parte de su vida utilizó muletas hasta la axila y en un principio pensó que la protuberancia que sentía era un callo por la fricción. Luego junto a su madre se sometió a unos estudios descubriendo un tumor.
Los primero que llegó a su mente fue la palabra muerte al escuchar la palabra cáncer. Pensó que era el momento de darse por vencida, pero con ayuda de Daniel Guevara, psicólogo, comenzó el tratamiento.
“Me puso su mano atrás y sentí como una emoción, donde dije esto sí se puede. Y le dije: ‘O una de dos, el cáncer me chinga a mí o yo me lo chingo a él”, mencionó.
La vida es más que el cáncer, las muletas y los zapatos ortopédicos. Es una decisión a tomar, dice María del Rosario.
“Me quitaron mi pecho, pero digo que de un pecho no se vive. A pesar que uso mis muletas y aparato ortopédico, yo digo: tampoco de esto se vive. Sí es necesario, porque te desplaza, y no son un aparato ni unas muletas ni un pecho. Quiero invitar a toda la gente que se explore, que están a tiempo. Y que sí se puede”.
A lo largo de los años, ha conocido a mujeres que han pasado por lo mismo y ahora se formó una hermandad. “Somos como hermanas, como una familia”.
Para ella, buscar que la gente haga conciencia sobre lo complicado que es el sobrevivir y en forma de agradecer a Daniel Guevara y Patricia Alanís, ahora directora del Instituto Municipal de la Mujer.
EGO