"Toco madera", los mexicanos y el miedo a la muerte

El ser humano es el único que tiene conciencia de que va a morir, y esto aumenta cuando se deteriora la salud, sin embargo, la muerte puede ser inesperada.

La muerte forma parte del ciclo de la vida. (Rolando Riestra)
Adriana Magallanes
Torreón, Coahuila /

Aún cuando la muerte forma parte del ciclo de la vida, para muchas personas pensar en ella, abordar el tema y saber que sucederá resulta difícil aceptarlo. El miedo a morir, es un sentimiento natural que las personas experimentan, pues existe temor e incertidumbre a lo desconocido.

Mario Alberto Carrillo, tanatólogo, director del Centro Académico y Psicológico de Educación para el Desarrollo (Caped), manifiesta que el ser humano es el único que tiene conciencia de la muerte, porque lo que es el único que se da cuenta de que va a morir a diferencia de los animales.

El ser humano desde que nace y el cómo ha sido formado y educado, en la parte del inconsciente tiene registrado el temor de que va a morir, lo que se manifiesta por medio de ciertas conductas entre ellas la evasión al tema de la muerte.

“Cuando alguien quiere hablar del tema de la muerte la gente dice, de esto no vamos hablar, incluso dicen toco madera, es esta parte de pensar que al hablar de la muerte te va a provocar que la muerte llegue de forma inesperada o anticipada”.

De igual manera, comenta que de los seres vivos, el ser humano es el único que entierra a sus muertos acompañado de todas las instituciones que forman parte de las diferentes culturas.

2 de noviembre, único día en que se habla de la muerte

México es un país que festeja a sus muertos de forma muy particular el 2 de noviembre, sin embargo aún y cuando es en esa fecha cuando se hace a un lado el miedo a hablar de la muerte, fuera de eso nadie la aborda.

Incluso, señala, para referirse a la muerte las personas utilizan eufemismos, expresiones suaves o decorosas, disfrazando a la muerte con otras palabras como el decir “ya partió”, “ya no está”, “se fue”, “trascendió”, pero en realidad lo que se trata es evitar decir que murió.

“Así lo manejamos también socialmente, pero está ese temor y darte cuenta de que la muerte está ahí presente”.

Señala que el fundador de Caped, Raul Carrillo, quien murió el año pasado a causa del covid decía al igual que Carlos Escobar autor del libro 'Antropología de la Muerte', que “todas las muertes evocan mi propia muerte”.

“En el inconsciente, la muerte del otro hace darme cuenta que yo también me voy a morir”.

Cuando alguien muere aparece el temor y cuando se trata de un ser querido es más fuerte, pues no solamente es que se haya muerto, sino que además muere una parte de nosotros que tenía que ver con esa persona.

El tema de la muerte tiene que ver con la cultura, pues el 2 de noviembre hay muchas formas de abordar la muerte, entre ellas la catrina y los altares que es una manera de mantener el recuerdo y decir a la muerte “realmente no llegas, aunque ya llegó”.

Cuando la salud se deteriora comienza la preocupación

Preparación para un buen morir Susana Dingler, tanatóloga, manifiesta que generalmente cuando se habla de la muerte, es cuando hay una pérdida de salud y es en ese momento que se empieza a vivir, porque nunca se está consciente de que podemos morir.

Es la enfermedad o la pérdida de la salud la que da la oportunidad al ser humano de reorganizarse y de reestructurarse en la vida para empezar a ayudarnos a morir.

Explica que para ayudar a un buen morir, es importante organizar todo, evitando que los familiares y quienes viven alrededor de esa persona viven un duelo con dolor y una poca resignación ante la partida.

“Me dedico día a día consciente de que me puedo morir, no necesariamente tiene que ser por una pérdida de salud, puede ser una muerte inesperada, salgo y puedo tener un accidente y morir”.

Disfrutar a los seres queridos en vida

Existen personas que acuden a terapia porque no pueden con la muerte de su ser querido, no porque no entiendan que pueden morir, sino por la forma en la que murieron y no estuvieron con ellos, no los disfrutaron y faltó tiempo.

“Siempre decimos y postergamos a los que amamos decimos, “nos vemos al rato”, “ahorita no puedo”, “el fin de semana”, “deja que llegue estoy ocupado” y no nos dedicamos unos minutos hacia nosotros y hacia los seres que amamos”.

Las personas esperan a disfrutar de la vida una vez que se jubilen, que se casen o gradúen sus hijos, sin embargo, asegura que no hay que esperar, pues el tiempo de partida es desconocido.

Es por eso importante ser consciente y preguntarse cómo quieren que lo recuerden cuando muera y preparándose para ella.

¿Se "llama" a la muerte?

Parte del miedo a la muerte, es evadir, por lo que no se preparan para ella y dejan que sean los familiares quienes se encarguen y tomen las decisiones al momento de fallecer.

Señala que mucha gente cree que atrae la muerte hablando de ella e incluso existen personas que manifiestan que si se preparan y compran servicios funerarios, están llamando a la muerte.

“Como en las cuadras en donde se moría el vecino y decían se murió mi mamá y se llevó a su hijo a los tantos meses, pero no, coincidimos en las fechas de partida, yo no creo que alguien se muera y venga por el otro”.

El miedo, asegura, es a lo incierto, a lo que no hay, por lo que anteriormente la gente que tenía miedo a tomar una decisión, recurre a la lectura de cartas o a alguien que le dijera cómo decidir, ahora estopa el tanatólogo, quien va a poner a la persona en la realidad, en lo que está bien mal y a enfrentarlo.

El miedo a lo desconocido y la aceptación del ciclo de la vida

El miedo a morir es el miedo a lo desconocido, a no saber qué hay más allá de la muerte, lo cual se debe a la falta de aceptación, asegura Juan Antonio Martínez, psicólogo.

Explica que las personas pocas veces se dan a la tarea de hacer un análisis de su vida, de saldar cuentas morales, de carácter sentimental y de carácter financiero en sus diversos matices.

Cuando se enfrenta el tema de la muerte y despedir a un ser querido, nadie está preparado, debido a que en nuestra cultura hay poca previsión.

“Los mexicanos no tienen esa disciplina de ser previsores, de anticiparse, de aceptar, nadie está preparado para aceptar una pérdida”.

Señala que si la persona en vida no aprende a observar, no hace una introspección de su vida, de ir saldando cuentas, menos va a aceptar ese tema tan delicado de la vida.

En otras culturas, es de lo más normal brindarle tributo a las personas fallecidas, ya sea cremándolas o sepultándolas, y aceptando.

El mexicano tiene muy arraigada la cuestión sentimental más que la cultura y en la cuestión sentimental no queremos soltar”.

Independientemente de la cultura o de la religión, la muerte es un proceso físico y natural que todos vamos a pasar por lo que durante es importante hacer ameno el duelo aceptando lo que la persona ofreció en vida.

“Al momento de la agonía hay un poco de conciencia y en ese lapso de conciencia la persona que está agonizando puede morir tranquila o puede morir con algunas cargas, lo que se debe a que en vida pudo construir”.

La aceptación, no solo es en el aspecto mortuorio, sino aceptar cada día la realidad, el presente y dar gracias por lo que se tiene.

Menciona que al morir un ser querido, en ese momento los temores del ser humano afloran, lo que demuestra que el ser humano es frágil, pues para ellos la muerte es impactante, por lo que muchas de las personas evitan abordar el tema, demostrando temor y miedo.

“El aspecto mortuorio es un shock y en un shock no se asimilan muchas cosas, pero no asimila la persona que quizás haya desperdiciado parte de su tiempo y no lo haya compartido con un ser querido”.

Después de un shock, indica, aparece la melancolía que una vez que se prolonga genera depresión, que puede desencadenar enfermedades y otro tipo de situaciones.

Lo recomendable, es acudir con un especialista, en este caso, menciona, el tanatólogo y psicólogo especializado en pérdidas.

aarp

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