Un promedio de 26 iglesias católicas son robadas cada semana en México, un 42 por ciento de los robos perpetrados están vinculados al crimen organizado debido al comercio ilegal de arte sacro, considerado un "vehículo para el financiamiento o el lavado de dinero", advirtió un informe Centro Católico Multimedia (CCM). El nivel de especialización de los delincuentes se incrementa y el robo de arte sacro en los templos católicos se convirtió en una verdadera industria del crimen organizado que deja ganancias multimillonarias por un monto calculado por la organización en 83 millones de pesos anuales, cifra que podría resultar conservadora, por el valor del arte virreinal, dijo el organismo.
Las autoridades eclesiásticas sugieren que los principales clientes de los ladrones son galerías privadas, coleccionistas y anticuarios de la Ciudad de México, Puebla, Monterrey, Guadalajara y Estados Unidos.
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Afirma que México ocupa el lugar número uno en América Latina por la frecuencia de delitos relacionados con arte sacro fundamentalmente en los estados de Puebla, Estado de México, Hidalgo, Tlaxcala y Guanajuato.
De 2000 a 2006, la cifra se incrementó hasta en un cuatro por ciento, equivalente a ocho templos agraviados semanalmente; pero de 2007 a la fecha, creció hasta en un 12 por ciento los robos en contra de 26 templos católicos, es decir un incremento de hasta un 600 por ciento, en las últimas dos décadas.
Los ataques que sufren los templos, principalmente están relacionados con el robo de arte virreinal, situación que afecta el Patrimonio Nacional, pero también pueden ser ocasionados por pasiones antirreligiosas, por motivos políticos, para marcar el territorio de los delincuentes y, en otros casos, para dar constancia de que están ligados al crimen organizado, diversificado en el comercio ilegal de arte sacro, considerado un "vehículo para el financiamiento o el lavado de dinero", advierte el análisis del CCM.
Un 42 por ciento de los ataques están relacionados con el crimen organizado especializado en el robo de arte sacro. Son sujetos que pertenecen a una red bien estructurada de delincuentes que operan de manera sistemática en la zona centro, occidente, bajío y norte del país.
El estudio presume que la edad promedio de los delincuentes es de 28 años, y suelen tener un nivel socioeconómico medio; tienen estudios universitarios y un conocimiento peculiar del arte. Poseen catálogos de obras de arte que muestran a sus clientes y difunden el material a través de Internet.
También la investigación definió los robos como "exprés" de objetos religiosos en menor escala, delitos que están relacionados con el 21 por ciento de los ataques a los templos, donde hurtan desde limosnas, biblias y libros de oración, hasta actas y documentos sacramentales del acervo parroquial, equipo de sonido, computadoras y objetos religiosos.
También nombrados "maleteros o delincuentes del cobre" que roban alrededor de 50 campanas por año, con más de dos siglos de fabricación, por la pureza del material. Cometen sus delitos en las capillas y parroquias ubicadas en la periferia de los centros urbanos, y se valen de "taxis" para monitorear la zona.
Un 37 por ciento más de los ataques a templos son los cometidos por grupos de personas con creencias religiosas contrarias a la fe católica, que cometen actos vandálicos.
MCLV