Después de ocho meses de huir de la violencia que ejerce el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Michoacán, una familia de aguacateros logró cruzar legalmente a Estados Unidos para iniciar una nueva vida.
Todo este tiempo los acogió en su albergue. Ahí pudieron convivir con otros connacionales y centroamericanos que huyen de la violencia de las pandillas y, aunque al principio eran 35 los que arribaron, sólo se fueron 34 a Estados Unidos, pues el patriarca murió en el refugio antes de finalizar el 2021.
Entre abuelas, madres, hijos, nietos y esposos, son 34 los aguacateros, como les decían para identificarlos.
En los dos ranchos que tenían en Aguililla “todo está lleno de Aguacate”, recordó Mayra, quien no da sus apellidos por seguridad.
“Esa gente”, explicó, “quita las huertas, quita todo y no hacen nada. Simplemente se adueñan de ello para hacer ‘cocinas’, para hacer sus drogas”.
Allá “nos quitaron nuestras cosas, que era lo único que teníamos, y pues ahora ya no tenemos nada”, contó Berenice Peña.
Esta joven esposa y madre de familia no disimula su alegría de no volver a vivir "el infierno", como describe a la época en que el "narco" llegó al rancho de su familia para exigirles cuotas.
Ahora espera que en la Unión Americana les vaya bien y “poder hacer algo que nos impidieron en nuestro país”.
El miércoles por la tarde se despidieron de los amigos que hicieron en su estadía en el refugio del pastor en Tijuana, y fueron trasladados al albergue Benito Juárez, en donde aprovecharon para tomarse fotografías y descansar por última vez en un rincón de México.
“Estamos muy contentos porque nos vamos todos. No nos tuvieron que hablar a unos y después a otros”, expresó Mayra.
“O sea, nos están dando una entrada para poder pedir asilo allá, de aquel lado”, mencionó con júbilo. Allá se reunirán con otro grupo de su familia que antes huyó de Aguililla.
“Esta familia es muy especial”, destacó el pastor Albert, ya habían cruzado de esta misma familia 24 integrantes, dijo, “y ahora son otros 34, ya son casi 60; parece que hay otros más de su familia que están por venir”.
Finalmente, la mañana del jueves despertaron de madrugada para cruzar a San Diego, California, por la garita El Chaparral, dejando atrás a su natal Michoacán y la violencia que los ahuyentó.
EHR