Mónica Ponce, espeleóloga coahuilense que se reencontró en la oscuridad de las cuevas

En entrevista para MILENIO, la exploradora contó como su experiencia ha trascendido al grado de beneficiar la salud, "me curó del cáncer".

Mónica Ponce, presidenta de la Asociación Coahuilense de Espeleología. | Manuel Guadarrama
Luis Carlos Valdés
Torreón, Coahuila /

Aunque siempre ha tenido un profundo respeto por la naturaleza, el primer acercamiento con la espeleología que tuvo Mónica Ponce González, presidenta de la Asociación Espeleología de Coahuila, fue al explorar la sierra de San Marcos y Pinos en Cuatrocienegas.

Apasionada por esta actividad, continuó adentrándose en la oscuridad de las cuevas. Quitándose miedos internos, ha tomado riesgos para continuar explorando nuevos espacios que, al paso de los años, le han permitido librar muchas batallas como fue el cáncer, adentrándose en la oscuridad de sus propias cuevas internas. La espeleología es la práctica de explorar y/o estudiar las cavidades naturales del subsuelo.

“Siempre he tenido mucho respeto por las cuevas, pero nunca me había metido en una cueva, pero fui acompañada por miembros del Grupo Italiano La Venta, del Grupo de Exploración Geográfica La Venta, ingresando a la Cueva de las Espinas”. La familiaridad con la que convivían me atrapó”.

Esa pasión que le despertó esa experiencia, le hizo regresar a Saltillo a fundar la Asociación Espeleología de Coahuila.

¿Qué sentimiento le genera al ingresar a una cueva?

“Recientemente estuve en las Grutas de Bustamante donde dimos un diplomado; tenía catorce años de no entrar. Cuando se entra a este es´pacio todos bajamos la voz, porque la cueva es un lugar sagrado, se baja la voz para no perturbar al lugar, darle su respeto, uno genera esa linea de sacrificio, por lo que se debe ser cuidadoso de no perturbar más”.

Haciendo una analogía, ¿cómo entra en sus cuevas internas, qué encuentra en ellas?

“Te conectas contigo mismo.Te hablas a ti mismo. Es un lugar en donde eres tú y la cueva. Tu y Dios, le hablas. Ahí empiezas a sacar todos tus miedos, te empiezas a conocer a ti mismo. Qué te atreves a hacer y qué no. Empiezas a crecer como persona”.

La experiencia que ha vivido Ponce González en la exploración a través de sus vivencias en espeleología, ha trascendido a grado de beneficiarla en su salud:

“La espeleología me ha sacado de problemas de salud. Actualmente, estoy enferma del Síndrome Antifosfolípido, con la que produce coágulos, pero he salido adelante”.

Recuerda que esta actividad la ha sacado de momentos difíciles

Tuvo una neumonía con la que la daban por muerta, salió adelante y pudo recorrer el Sótano de las Golondrinas en el 2004. Mientras que en el 2009 le dio cáncer de mama, por lo que asegura que hacer actividades con respecto a las cuevas, la sacó adelante.

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