Historia de los torreones: de dar identidad a la ciudad al escándalo

Carlos Castañón, director del Archivo Municipal, destaca que al paso de los años y la indiferencia ciudadana, propició que muchas de esas figuras fueran retiradas.

Actualmente se montó una réplica del monumento original en el Parque Fundadores. (Rolando Riestra)
Torreón inaugurado en 2007, hecho por el artista Enrique Carbajal y ubicado en el Periférico Raúl López Sánchez. (Manuel Guadarrama)
Luis Alberto López
Torreón, Coahuila /

El símbolo que le da nombre a esta ciudad es único, de origen medieval y contrasta con su juventud: 'El Torreón'. Para conocer su historia hay que remontarse a 1850 cuando Leonardo Zuloaga abrió un rancho que tenía como particularidad una torre que servía de atalaya, una defensa inmediata ante los ataques de los invasores.

La estructura fue conocida como "el primer torreón" y era un referente en el semidesierto para quienes venían de otros poblados, pero ante las crecientes aguas del Río Nazas fue derribado en 1868.

Un par de años después la torre fue reconstruida en lo que hoy se le conoce como el Museo del Algodón, referente arquitectónico de la villa elevada al rango de ciudad el 15 de septiembre de 1907. Es lo que establecen los registros del Archivo Municipal 'Eduardo Guerra' y que documentan también la proliferación de más estructuras similares.

“Muchas construcciones en la ciudad, posterior a la época ferrocarrilera, reprodujeron torreones en las edificaciones, fincas y entre ellos uno para una fundidora que tiene un estilo de toque mudéjar”, explica Carlos Castañón Cuadros, director de la dependencia.

Detalla que la torre construida en la Fundidora Número 3 durante 1924, estructura que hasta hoy prevalece, pero en malas condiciones.

“La fundidora la destruyeron y ahora es un lugar de llantas y carros. La torre la mantuvo el último dueño de apellido Villarreal porque le parecía muy notable, decide donarlo a la ciudad en los noventa y lo catalogan como un monumento”.

Puntualiza que otro de los más conocidos y referentes identitarios corresponde a la estructura diseñada en la década de los setenta por los arquitectos Samuel Alatorre, Alberto Álvarez y Luis Felipe Cervantes.

Se convirtió en un símbolo de la ciudad al poco tiempo, lo cual no siempre ocurre y en este caso el torreón gustó y hubo empresas, asociaciones civiles, colegios, administraciones municipales y cámaras que tomaron este símbolo”.

Esa figura fue entregada formalmente a la ciudad, junto con una plaza cívica, el primero de mayo de 1974 y su colocación fue como una manera de arrancar la urbanización del bulevar Constitución.

Con el paso de los años fueron establecidos más monumentos e incluso viviendas adoptaron el estilo de torres en el primer y segundo cuadro del centro. Entre las casas que reflejan esa identidad encontramos al menos dos de la calzada Colón y ambas ubicadas entre las avenidas Corregidora y Bravo. Una de ellas de estilo californiano que tiene una torre y otra que hace un homenaje en sí misma a los torreones al contar con varias figuras.

“La manera que se construyeron marcó la época a la que representan y al principio algunos elementos se dieron con cimentación de piedra de los cerros, ladrillos y canteras como materiales propios de la región”, precisa Hugo Estrada Reyes, arquitecto especializado en temas históricos.

El especialista destaca que desafortunadamente el paso de los años y la indiferencia ciudadana propició que muchas de esas figuras fueran retiradas.

“La gente debe sentir orgullo de la ciudad y expresarlo tratando de conservar el patrimonio arquitectónico y cultural. Somos un municipio con poco tiempo de vida, pero la historia es muy rica en elementos de carácter identitario”.

LAS ESTRUCTURAS MÁS RECIENTES

La figura del torreón sigue viva en el imaginario colectivo y para muestra está que desde que la ciudad cumplió su primer centenario nacieron nuevos monumentos, aunque sus significativos, resaltan contrastantes entre sí.

Es el caso de Al Porvenir, estructura metálica de 30 metros de altura que costó 10 millones de pesos y fue inaugurada el 2 de octubre del 2007. El autor futurista es el artista Enrique Carbajal, mejor conocido como Sebastián, y está situada sobre el Periférico Raúl López Sánchez y la avenida Allende.

Sin embargo, a unos metros de ahí y un lustro después, fue erigida una torre de piedra en la Dirección de Seguridad Pública Municipal, punto que había sido atacado en repetidas ocasiones por grupos armados.

El de más reciente creación es el que hoy será inaugurado a las afueras del Parque Fundadores, una réplica del que durante casi 43 años estuvo colocado en el bulevar Constitución. La estructura original fue retirada en marzo del 2017 para dar paso a la construcción de la 'Estación Nazas' de lo que será el Sistema Metrobús Laguna, proyecto que tiene más de un año de retraso y mantiene una tónica de malestar ciudadano.

Aunque la entonces administración encabezada por Jorge Luis Morán refirió que el monumento sería colocado nuevamente en su lugar, las piezas fueron llevadas a la Unidad Deportiva y olvidadas.

La gestión actual de Jorge Zermeño Infante argumentó que los restos de esa estructura ya no podían usarse y por eso escogieron crear uno nuevo que tiene un costo de 3.5 millones de pesos. A pesar de eso, la pugna por el destino de las piezas originales sigue.

A finales del año pasado, Alfonso Tafoya, director del Órgano Regulador del Transporte Masivo, indicó que el contrato de las obras del Metrobús establece volver a colocar el monumento y por eso no se descarta reutilizar el material.

Por su lado, Aldo Villarreal, director de Urbanismo, dio a conocer que hay una evaluación sobre su destino y no descartó que el área de Cultura realice un plan de uso con la comunidad artística local.

SIMBOLISMO PARA RECORDAR

Hugo Estrada Reyes, arquitecto especialista en monumentos históricos, establece que la figura del torreón tiene varias interpretaciones y simbolismos que valdría que tomaran en cuenta tanto sus habitantes como las autoridades que gobiernan.

“El simbolismo de una torre puede reflejar fortaleza, una visión a futuro y seguridad. Tienen un sentido más amplio como una interpretación de la comunión y la manera en que fueron construidas ciertas estructuras”.

Cuestiona el caso del torreoncito retirado del bulevar Constitución y replicado a las afueras del Parque Fundadores, debido a que la falta de visión de dos gobiernos evitó preservar un monumento que durante más de cuatro décadas dio la bienvenida a los visitantes del vecino estado de Durango. “Una de las maneras más rápidas es tirarlo y volverlo a construir sin una planeación o una visión”, reprocha.

Argumenta que existen los avances tecnológicos necesarios para volver a armar estructuras de concreto retiradas, sin embargo, no quisieron apostarle a ello.

“Ya hay técnicas que te permiten salvar este tipo de estructuras, moverlas y volverlas a montar. Hubiera sido interesante el ejercicio de salvaguardar el patrimonio cultural y arquitectónico utilizando este tipo de protocolos, pero no hay esa visión y los distintos órdenes gobierno tienen desinterés”.

De manera similar opina la socióloga Tania Díaz Chávez, quien dice que resulta un tanto contradictorio que ahora se establezca una réplica del monumento original, además de que la oposición que hace años hubo por el retiro de la figura.

“No hay claridad tanto en la aplicación de los recursos y la información que en general hay alrededor de eso. Hay muchas personas que se enojaron porque lo destruyeron, pero luego rápidamente nos dan como atole con el dedo diciendo que vamos a traer otro más grande y más bonito”.

Una particularidad de la actual administración municipal es que reúne en diferentes puestos a varios de los opositores del retiro de la figura del torreón hace casi tres años. Entre ellos, a los directores de Urbanismo y Obras Públicas, Aldo Villarreal y Tomás Galván, respectivamente.

También está Elías Agüero García, titular del Instituto Municipal de Cultura y Educación, además del director del Archivo Municipal 'Eduardo Guerra', Carlos Castañón Cuadros.

Es así como hoy se levanta un nuevo torreón y, que a diferencia de otros, no nació por el regocijo y el festejo de una población, sino por un escándalo.

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