La muerte de José Noriel Portillo Gil, alias El Chueco, es un fracaso del Estado mexicano, pues las autoridades tuvieron nueve meses para detenerlo, indicó Javier Ávila, sacerdote jesuita de la población de Creel en Chihuahua.
"Para nosotros es una muerte reprobable, cualquier muerte está fuera de orden, desde nuestra opción de fe. Lo ideal hubiera sido que lo detuvieran, nueve meses tuvieron para detenerlo y no lo lograron", dijo en entrevista con Tania Díaz y Luis Carlos Ortiz para MILENIO Televisión.
Hace algunos días, el sacerdote habló con el fiscal de Chihuahua, César Jáuregui Moreno, y le comentó que estaba "casi seguro que les van a aventar el cuerpo" de El Chueco si el hombre no era detenido.
"Ni modo, así fue, les dejaron el cuerpo. Lo decíamos y lo confirmamos: esto no es un triunfo de la justicia y nadie se puede colgar la medallita, ni el Estado ni la federación, de que lograron su objetivo. Hacer justicia mediante las armas no es justicia, no es un triunfo de la justicia, ni tampoco soluciona el problema. Es un fracaso del estado mexicano".
Mencionó que Portillo Gil era buscado por autoridades del gobierno federal y estatal, así como por integrantes de grupos delictivos.
"¿No se dio cuenta el gobierno? Son miles de preguntas que quedan. Es una falta de control del territorio por parte de las autoridades correspondientes".
Indicó que la violencia en la zona no ha bajado con la muerte de El Chueco, pues hubo cuatro homicidios en días pasados en el poblado de Guachochi.
"Hay una indefensión y una falta de control del territorio de parte de las autoridades, esto no para, no es un 'ya lo palomeamos, respiramos tranquilos y volteamos la página', para nada. Hay que seguir trabajando muy de cerca".
El miércoles fue encontrado un cuerpo en Choix, Sinaloa, y hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que era de José Noriel Portillo Gil.
El Chueco era acusado de haber asesinado a dos sacerdotes jesuitas en la localidad de Cerocahui, así como el guía de turistas Pedro Eliodoro Palma, en Urique.
ROA