¿Quién los mueve? ¿Bajo qué intereses lo hacen?, pregunta Omar García Velázquez, sobreviviente de los ataques registrados la noche del 26 de septiembre, en Iguala, a quien la Coordinadora Nacional de Egresados de Ayotzinapa (CNEA) acusa de lucrar con dicha tragedia.
El domingo 13 de septiembre, la CNEA emitió un comunicado en el que se deslinda de dos líderes de la Normal Rural de Ayotzinapa durante los hechos del 2014, Omar García, a quien señalan que en realidad se llama Manuel Velázquez Arellano y David Flores Maldonado.
A los dos los acusan de lucrar con la tragedia registrada en Iguala, pero en el caso de Omar, a CNEA refiere que tuvo una permanencia por lo menos ocho años en el plantel, que no terminó la carrera y que en los momentos de mayor agitación desertó del movimiento.
A los dos ex dirigentes los retan a un debate público o privado, en el que expongan principalmente cuestiones de carácter ideológico.
El ex dirigente reconoce que hay personas interesadas en llegar a la verdad, pero al referirse a la CNEA sostiene: “Tengo mis dudas respecto a quién los mueve y bajo qué intereses lo hacen”.
Precisa que no es ante dicha organización que los sobrevivientes, que fueron parte del Comité Estudiantil deben rendir cuentas, sino ante las familias agraviadas y ante la justicia.
Refiere que debido a que los integrantes de la CNEA se encontraban inactivos, “no se dieron cuenta de cómo marcharon las cosas desde el principio”.
Para despejar algunas dudas, sugiere retomar un texto dado a conocer en sus redes sociales el pasado 1 de julio, en el que señala cuál es la responsabilidad que tiene por lo sucedido, pero indica que no se manejará con base a intereses de tipo partidista, que se dan a conocer justo cuando inicia el proceso electoral, no cuando inició la nueva etapa en las investigaciones de la Fiscalía Especial del caso.
En el texto colocado en su muro de Facebook, Omar García Velázquez asume: “En las últimas semanas algunos de los sobrevivientes hemos sido llamados a declarar ante la Fiscalía Especial para el caso Ayotzinapa. Aquellos que decidimos dar voz al movimiento desde el principio y que además nos atrevimos a declarar. Pues no todos lo hicieron. Algunos por miedo, otros por indiferencia”.
Reconoce que el trato en la actual FGR fue muy distinto al de la anterior PGR en la administración de Enrique Peña Nieto, pero refiere que le causó sorpresa que no se les considere como víctimas, sino sólo como testigos de los hechos.
Agregó que ya están en proceso para tener el estatus de víctimas, “pues lo somos”.
Dicho estatus haría que los sobrevivientes tengan ciertas atenciones por parte de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), entre ellas la atención psicológica, pues "en estos casi seis años no la han tenido".
También refiere que necesitan de cierta protección. Pues a lo largo de estos años han sido atacados, amenazados y hasta tildados de narcos.
Con base al hecho de que muchos de los sobrevivientes que han sido llamados a declarar eran parte del Comité Ejecutivo Estudiantil en 2014, también las familias han reclamado que se clarifique qué tipo de responsabilidad tienen, como individuos o como organización estudiantil, debido a las decisiones tomadas en esos días.
Y destacó que las familias de los 43 jóvenes desaparecidos ya hicieron algunas preguntas que plantea a CNEA: ¿por qué habíamos enviado a sus hijos a Iguala? ¿Por qué solo a los de primer año? ¿Por qué a esa hora?, ¿por qué en la tarde-noche?
En esa parte explica: “Como bien saben, los informes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) establecieron que lo hicimos empujados por una vieja tradición de tomar camiones. Al mismo tiempo nosotros dijimos (porque así fue) que estábamos tomando camiones en diversas partes de Guerrero aquellos días porque teníamos que acudir a la marcha del 2 de octubre”.
Sobre esas interrogantes, dijo que ya han hablado ante la Fiscalía Especial y ante los padres agraviados.
El ex dirigente comenta cómo estaba la situación organizativa al interior de Ayotzinapa en 2014.
“Tomemos en cuenta que muchos estudiantes veníamos proponiendo desde hacía varios años reformas a los estatutos y reglamentos, cambios en las formas de lucha y métodos, mientras que otros eran férreos partidarios de conservar la “pureza” del marxismo-leninismo instaurado ahí. Tomemos en cuenta que también había estudiantes dirigentes que les valía un cacahuate la ideología política, que simplemente utilizaban la organización estudiantil como trampolín para hacerse visibles y luego pasar a ser parte de algún gobierno en turno”.
Entre otras cosas, Omar García sostiene que en reiteradas ocasiones ha manifestado su disposición de que se le investigue a fondo.
“Para saber de dónde venimos, qué hacíamos antes, en mi caso por qué estuve dos veces en la normal, yo por lo menos aquí estoy”.
En el cierre del texto, indica que la verdad sólo puede ser verdad si es imparcial, igual como pasa con la justicia.
Confirma que hubo infiltración del narco en Ayotzinapa
El sobreviviente de los ataques registrados la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala de la Independencia, Omar García confirmó en 2012 que varios estudiantes fueron expulsados de la Normal Rural de Ayotzinapa una vez que se les sorprendió distribuyendo cocaína y mariguana; dicha acción propició una incursión de hombres armados en el plantel y una golpiza contra los principales dirigentes.
En un texto colocado en su muro de Facebok desde el pasado 1 de julio, pero que el propio dirigente sugiere retomar a partir de los cuestionamientos dirigidos en su contra por la Coordinadora Nacional de Egresados de Ayotzinapa, Omar García, a quien la CNEA se refiere como Manuel Vázquez Alvarado, reconoce que no se puede descartar la posibilidad de que la Normal Rural Raúl Isidro Burgos haya sido infiltrada por el crimen organizado.
Sostiene que Ayotzinapa puede ser considerada como territorio en disputa, “por lo menos al estar localizada en Tixtla, Guerrero, lugar que desde hace casi una década se vienen disputando Los Ardillos y Los Rojos”.
"¿Por qué descartar que se hayan infiltrado los narcos en la escuela? ¿Los filtros establecidos para evitar tal infiltración eran eficientes en 2013-2014?", cuestionó.
El sobreviviente de la noche de Iguala, como se le señala en un comunicado de la CNEA emitido el domingo pasado, recuerda un capítulo importante en la historia de Ayotzinapa, del que hasta el momento no se ha hablado públicamente.
“En 2012 fueron expulsados algunos estudiantes al ser descubiertos distribuyendo droga y que tras ser expulsados ingresaron a la normal acompañados de sus amiguitos sicarios y le propinaron una golpiza a dos de los principales dirigentes del Comité Estudiantil”.
Para justificar la no intervención de los integrantes de la comunidad estudiantil refiere: “cabe añadir que regresaron empuñando armas de fuego y para dar fuerza al testimonio sostiene tengo testigos”.
Enseguida reconoce que muchos se preguntarán la razón por la que hasta este momento se animó a hablar sobre dicho acontecimiento.
“Hay quienes dirán que por qué hasta ahora lo señalo, simplemente porque en la época en que (Jesús) Murillo (ex procurador general de la República) y Tomás Zerón de Lucio encabezan la investigación (relacionada con la desaparición de los 43) lo que buscaban era cualquier motivo para afectar a la normal y a los sobrevivientes en su conjunto”.
De haber tenido en sus manos dicha información, Omar García sostiene que los ex responsables de la investigación hubieran aprovechado los datos para desacreditar al plantel y torcer aún más las indagatorias.
“Lo que querían era meternos a todos en el mismo costal”, enfatizó.
Dijo que está en el proceso de escribir un libro sobre su estancia en la Normal Rural de Ayotzinapa y lo sucedido la noche el 26 de septiembre de 2014, en el que también habrá de plantear la necesidad de analizar los métodos y formas de lucha de quienes forman parte del plantel.
“Es tiempo de ver si nuestra fuerzas, arsenal teórico y práctico es o no eficiente para los cambios que proponemos. Porque de no ser así, si los métodos de represión estatal nos frenan a punta de balazos, de aprehensiones, de desaparición forzada, etcétera., entonces puede ser que haya un 1% de responsabilidad nuestra al no tomar en cuenta que nos ponemos de pechito, el otro 99 por ciento es del estado”.
ledz