Con el cuerpo de pie, pero el alma arrastras, es como decenas de madres, esposas y hermanas, buscan a sus familiares desaparecidos.
La ausencia de sus seres queridos las ha marcado con un dolor inmenso que las aqueja, que las somete, que incluso en ocasiones las lleva a la desesperanza, pero que también las ha impulsado a luchar con sus propios recursos y salir en busca de su gente.
Un dolor que las ha hecho fuertes, valientes e insistentes para cumplir su objetivo, encontrar a sus familiares.
Elena, es una madre buscadora, originaria de San Fernando, Tamaulipas, y ella ha dedicado la última década de su vida a una firme y constante búsqueda, la de su hija.
La hija de Elena tenía 20 años cuando desapareció.
“Soy una madre muerta en vida”, expresó.
“Pero estoy entregada en cuerpo y alma a encontrar a mi hija”.
Elena como muchos familiares, han tenido que buscar la manera de solventar los gastos que implica una búsqueda, que en este específico caso, se ha extendido por años.
Compartió que es comerciante y que desde que su hija desapareció, se ha visto en la necesidad de vender sus pertenencias para no frenar su intensa búsqueda.
“Es mucho lo que se gasta, yo ya acabé con todo lo de mi casa para cubrir la búsqueda de mi hija. El gobierno no apoya, ni con una botella de agua. Al Gobierno no le importan nuestros ausentes”, resaltó.
Rosa, tenía un negocio de ropa y calzado en el centro de San Fernando, Tamaulipas, su hija Dulce, le ayudaba. Un día, unos sujetos entraron y se las llevaron a ambas y las mantuvieron secuestrados, pero solo Rosa logró regresar a casa.
La madre buscadora compartió que todo inició en 2010, cuando la inseguridad se desencadenó en esa pequeña ciudad tamaulipeca.
Su familia quedó marcada, Rosa compartió que su hermano fue al primer miembro que le arrebataron, dos años después a su hija.
En el año 2016, Elena localizó fosas clandestinas en el ejido La Bartolina, que se ubica en la carretera a la Playa Bagdad de Matamoros, Tamaulipas.
“Estoy en el seguimiento de la exhumación de la Bartolina, ese es punto que yo encontré, pero es zona de exterminio, yo pienso que se descartará que quede barrido hasta 2025. Es demasiado y están sólo por fragmentos, un 70 por ciento, y es triste”, detalló.
“Es triste que el gobierno no apoye como debe de ser, pues nosotros, las familias, con nuestros propios y limitados recursos, localizamos, entregamos y queremos respuestas”, añadió.
La fe de regresar un día a casa con la satisfacción de haber encontrado a su hija, es lo que mantiene a esta madre buscadora.
Actualmente la hija de Elena debería ser una joven adulta de 30 años. Y su madre no se cansará de salir a recorrer brechas hasta localizarla.
“Recorremos lugares de alto riesgo, hay días que sólo como una vez, pero no importa pues pienso en lo que mi hija puede estar sufriendo”, mencionó.
Platicó que ha sido amenazada en muchas ocasiones, pero aseguró que nada detendrá su búsqueda.
“He sido amenazada muchísimas veces, pero sigo firme en encontrar a mi hija y enfrentar lo que está en mi caminar, si tengo que dar mi vida por mi hija, lo haré”, finalizó.
Cientos de familias de personas desaparecidas en la frontera de Tamaulipas, viven una angustia agonizante por no conocer el paradero de sus seres queridos, cada recorrido, cada dato, cualquier indicio de sus familiares es clave.
Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas, en Tamaulipas se tiene una cifra de más de 12 mil desaparecidos, y este estado se coloca en el primer lugar con el mayor número de mujeres desaparecidas a nivel nacional.
ledz