Manuel Alejandro Jiménez, de 37 años, fue el tercer trabajador que murió tras el incendio en la refinería "Lázaro Cárdenas" de Minatitlán, Veracruz. El fallecimiento fue confirmado al interior del Hospital Regional perteneciente a Petróleos Mexicanos (Pemex), tras permanecer cuatro días internado.
Desde que ingresó al hospital, el jueves 23 de febrero, los médicos reportaron a Manuel, con ficha 468955, como delicado porque presentaba quemaduras de tercer grado en varias partes de su cuerpo. Incluso fue intubado para poder mantenerlo con vida.
A pesar de que tenía pocas esperanzas de vida, se intentó salvarle la vida, pero su cuerpo no resistió y murió. Con ello, se convirtió en la tercera victima del primer incendio registrado el jueves.
Manuel también pertenecía al departamento de cambiadores de calor y se encontraba laborando en la planta Combinada Maya.
Pemex informó que Fermín Tenorio Cadena, otro de los trabajadores afectados sigue siendo atendido en el Hospital Central Sur de Picacho, en la Ciudad de México, y uno más se encuentra en recuperación en su domicilio.
"Pemex expresa sus más sinceras condolencias a familiares y amigos del trabajador fallecido durante el cumplimiento de su deber y reitera su compromiso para determinar las causas que provocaron el accidente en esta instalación".
Sepultan otras dos víctimas del incendio
A pocos metros de distancia, pero dentro del mismo panteón en el ejido Tacoteno, fueron sepultados Leopoldo Sánchez Calixto y Alan Osvaldo Domínguez, trabajadores de Pemex que murieron tras el incendio registrado en la refinería "Lázaro Cárdenas" de Minatitlán.
En un ambiente de tristeza e incredulidad, los féretros fueron llevados a la iglesia Cristo Rey, donde se ofreció una misa y las carrozas fueron acompañadas por familiares, amigos y compañeros de trabajo.
Antes de ser sepultados se escucharon algunas palabras de sus esposas, madres e hijos, cuyos discursos fueron interrumpidos por el llanto, lluvia de aplausos o gritos.
“Leopoldo fue un compañero de vida, un sostén, crío a mi hijo de tres años sin que llevara su sangre y más tarde la vida nos premió con un niño con parálisis cerebral, se quedó a mi lado y enfrentó muchos años de terapia a mi lado. Hoy te digo: hasta pronto”, expresó Liliana, su esposa.
Leopoldo murió a los 42 años, era integrante de la cuadrilla asignada al área de cambiadores de calor y, el día del incendio, estaba trabajando junto a su cuadrilla en la planta Combinada Maya, que se incendió por un posible error humano.
Por su parte, los familiares de Alan, de 45 años, lo despidieron bajo el apodo que era conocido dentro y fuera de la refinería: "adiós, Pipián".
En los cortejos fúnebres se escucharon canciones tocadas por mariachis para despedir a los dos hombres, quienes durante años brindaron su servicio a la empresa productiva petrolera y murieron trabajando.
ROA