El Museo de los Metales recibió a más de 250 personas para vivir una Noche de Leyendas Laguneras, donde chicos y grandes disfrutaron de la puesta en escena de la representación de cuatro historias que forman parte de las leyendas más conocidas en la región.
En esta ocasión, la Compañía de Teatro Luciérnaga, dirigida por Karina Carrasco, se encargó de presentar una obra en la que se contaron leyendas laguneras como la de Julio Cajitas, La mujer de la máquina del 11.40, La cueva encantada en Tlahualilo y la de El garrotero del Puente Negro.
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La cita fue en punto de las 19:00 horas de este miércoles y acudieron familias completas para disfrutar de momentos de suspenso y de terror.
“Todas las leyendas sirven para dar identidad a nuestros pueblos, a nuestra gente. Las historias se convierten en leyendas cuando la gente no las olvida, cuando las empiezan a contar aquí y allá, cuando se quedan grabadas en la memoria de generación en generación”. Fue parte de la escena donde una abuelita le cuenta las historias a su nieta.
Entre cada leyenda participaron las actrices laguneras Carmen Macias, Rocío Mejía y Estefanía Marrufo, quienes interpretaron a los personajes de las historias, tal como lo hicieron al contar la historia de aquella mujer que habría sido arrollada por el tren en el kilómetro 11.40 de Gómez Palacio, cuya alma se ha visto penar alrededor de las 3:00 horas.
“La tradicional Noche de Leyendas del Museo de los Metales es un evento que cada año reúne a muchas familias porque les encantan las leyendas a los laguneros. En cada ocasión presentamos distintos temas como las leyendas de aquí de Peñoles. Hay bastantes leyendas, pero estas fueron puras leyendas de la región”, compartió Cristina Matuk Núñez, coordinadora del Museo de los Metales.
También se contó la leyenda de la Cueva Encantada, que relata la historia de un hombre que se metió en la cueva junto con otro amigo, donde vivirían una experiencia extranormal, pero a su vez encontraron un tesoro. Al salir de la cueva se dice que varios caballos con su jinete los alcanzaron, con sables, rifles y ojos siniestros. Luego la cueva desaparecería y las monedas se convertirían en piedras.
Al finalizar, hubo oportunidad de degustar algunos antojitos como tamales y atole. Además, se abrió el museo para que los visitantes apreciaran la exposición temporal de grabados.
DAED