En Santiago Apóstol, Ocotlán, Oaxaca, dieron el último adiós a Marciano Martínez Jiménez, quien fue asesinado junto con otro mexicano en una fábrica de hongos de Half Moon Bay, que pertenece al condado de San Mateo, California, en Estados Unidos.
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Martínez Jiménez logró cumplir el sueño americano, pues en 30 años de residencia en la Unión Americana, contrajo nupcias y tenía una empresa de mudanza, además de que era gerente de una granja agrícola procesadora de Champiñones, sin embargo, el día del tiroteo fue ultimado en una agresión armada cometida por un migrante asiático que operaba un montacarga.
El cadáver de Marciano Martínez Jiménez fue repatriado junto con el de otro migrante a Oaxaca y trasladados a sus pueblos de origen, donde se realizaron los funerales correspondientes.
A Marciano, conocido por sus paisanos como el “compa Maras” lo despidieron con una misa de cuerpo presente en Santiago Apóstol, Ocotlán, antes de que sus familiares le dieran el último adiós en el panteón municipal de la localidad.
El cortejo fúnebre partió de la casa de sus padres y acompañados con una banda musical recorrieron las calles del poblado, antes del funeral durante el sepelio, donde fue entonado en su honor la mítica canción “El dios nunca muere”, del compositor oaxaqueño Macedonio Alcala.
Sus familiares y amigos lo recuerdan con cariño y afecto porque fue un hombre alegre, sociable, que le gustaba hasta tocar música y dejó en lo alto el nombre de su pueblo natal, porque mientras trabajó de gerente de la granja agrícola de hongos de Half Moon Bay, ayudó a sus paisanos, a los que siempre les dio una oportunidad de trabajo.
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