El Instituto Nacional de Migración (INM) junto con el gobierno estatal y municipal de la ciudad de Oaxaca, en respuesta a los recientes enfrentamientos con vecinos y disturbios callejeros, tomaron la decisión de trasladar a los migrantes en tránsito hacia refugios de diferentes iglesias.
Los encargados de los refugios temporales ubicados en algunos templos expresaron su preocupación debido a la sobrepoblación de migrantes que están llegando, lo que imposibilita brindarles alojamiento, ya que carecen de suficientes recursos alimenticios y no tienen un lugar adecuado donde pasar la noche.
El sacerdote Bernardo Barragán, responsable de la casa de la iglesia de Santa Lucía del Camino en la zona conurbada de la capital oaxaqueña, manifestó su descontento con la acción emprendida por el gobierno, quien comenzó a desalojar a los migrantes de las vías públicas para reubicarlos en iglesias, sin ofrecer ningún tipo de ayuda alimentaria.
Según sus palabras, los están dejando a su suerte y dependiendo de la generosidad de los habitantes de Oaxaca y de la Iglesia.
El párroco solicitó una estrategia integral, coordinada por los tres niveles de gobierno, para abordar la crisis migratoria en Oaxaca y garantizar la seguridad y condiciones humanitarias adecuadas para los migrantes que provienen de diversas partes del mundo y buscan cruzar hacia Estados Unidos.
En colaboración con sus misioneros, el sacerdote señaló que para ayudar a las personas que están siendo llevadas por el gobierno e INM, están dependiendo de donaciones que la sociedad civil ha organizado. Sin embargo, estas donaciones apenas alcanzan para proporcionar algunas mantas, cobijas y pequeñas porciones de comida, como tortas y sopas instantáneas.
Los responsables de los refugios enfrentan dificultades para alimentar a los migrantes, ya que muchos de ellos no desean consumir comida mexicana, es decir, alimentos condimentados con chile.
MO