El 7 de septiembre de 2017, a las 23:49 horas, la tierra tembló con una fuerza devastadora que sacudió el sur de México.
El epicentro de un terremoto de magnitud 8.2 se localizó en el golfo de Tehuantepec, afectando principalmente a los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco.
El sismo dejó un saldo de 99 muertos y miles de familias despojadas de sus hogares.
En Oaxaca, una de las zonas más afectadas fue Juchitán de Zaragoza, en el Istmo, donde 79 personas murieron, y la infraestructura de la ciudad quedó gravemente dañada.
Hoy, siete años después, las familias zapotecas de la región se preparan para conmemorar el aniversario luctuoso de esta tragedia.
Entre ellas, se encuentra Valeria Ruiz, quien esa noche perdió a su hijo menor, Máximo, de tan solo tres años.
Una pérdida irreparable
Valeria Ruiz recuerda con dolor la noche del sismo. Como muchas otras familias, ella se encontraba en su hogar, junto a sus dos hijos, Máximo y su hijo mayor.
Esa noche, después de ver la televisión, el pequeño Máximo se quedó dormido, sin saber que no despertaría. Cuando el temblor comenzó, el techo de su vivienda, una casa tradicional de tejabana, se vino abajo.
Aunque Valeria y su hijo mayor lograron escapar, Máximo quedó atrapado bajo los escombros y no sobrevivió.
“Si de tejas, era de las casas antiguas, entonces todo, todo se nos fue encima, todos los palos que estaban atravesados y ya en eso mis tíos comenzaron a pedir auxilio, llegaron los vecinos, nos apoyaron y pues nos pudieron sacar, pero el bebe ya no contaba con signos vitales”, narró.
Desde ese día, su vida cambió para siempre. Cada año, Valeria y su familia siguen la tradición zapoteca de celebrar el aniversario luctuoso de Máximo, preparando un banquete en su honor.
El plato principal es el chochito horneado con mole, una receta tradicional de la región que requiere de horas de preparación y la colaboración de familiares y amigos.
“Sí, nos están ayudando mis familiares, mi mamá mis tíos y pues amistades que están allá, si me están ayudando a preparar la comida”.
Para Valeria nada será igual, hoy tiene que seguir con el recuerdo, pero viendo siempre por el futuro de su hijo mayor.
“No eso sí, a veces si lo entiendo, digo, me pongo a pensar, hay una familia que perdió prácticamente toda la familia, quedó sólo la señora creo y pues yo me pongo a pensar fue un niño y pues si tenía una vida por delante, ahorita es como si estuviera en la escuela no, imagínate 10 años, quien sabe que tamaño estuviera, su carita, todo eso me imagino, pero si estas fechas pues si es difícil”.
El impacto del sismo de 2017 en Oaxaca
El terremoto del 7 de septiembre de 2017 fue el más fuerte registrado en México en casi cien años, desde el terremoto de Jalisco-Colima en 1932.
Su magnitud y la duración del movimiento telúrico lo convirtieron en un evento devastador.
En Oaxaca, más de 180 mil personas resultaron damnificadas, y al menos 64 mil viviendas quedaron destruidas o severamente dañadas.
La infraestructura educativa también se vio gravemente afectada, con casi 4 mil escuelas impactadas, mientras que 43 clínicas y hospitales sufrieron daños, algunos irreparables, como el Hospital Macedonio Benítez de Juchitán, que quedó completamente destruido.
Además, el patrimonio cultural de la región sufrió pérdidas significativas. Al menos 25 monumentos históricos, 282 templos católicos, 12 museos y 7 zonas arqueológicas resultaron dañados por el sismo.
Las cicatrices invisibles del sismo
Aunque la reconstrucción de las zonas afectadas avanzó en los últimos años, las heridas emocionales y psicológicas de las familias que perdieron a sus seres queridos permanecen abiertas.
Para Valeria Ruiz, cada aniversario del sismo es una oportunidad para recordar a su hijo Máximo, pero también es un momento de dolor.
“Es difícil. A veces pienso en otras familias que lo perdieron todo. Yo perdí a mi hijo, y eso me duele mucho. Imagino cómo sería ahora, con 10 años, cómo sería su carita. Pero la vida sigue, y tengo que seguir adelante por mi otro hijo”, comenta Valeria, quien encuentra en el futuro de su hijo mayor la fuerza para seguir adelante.
Lecciones aprendidas: Preparación y prevención
El sismo de 2017 dejó lecciones importantes en términos de preparación y prevención de desastres.
En México, las autoridades de Protección Civil trabajaron para reforzar la cultura de la prevención, promoviendo la realización de simulacros de evacuación y la preparación de planes familiares de emergencia.
Entre las recomendaciones principales, se destacan la identificación de zonas seguras en los hogares, escuelas y lugares de trabajo, así como la revisión constante de las instalaciones de gas y electricidad.
La creación de una mochila de emergencia con artículos esenciales también es una medida crucial que puede marcar la diferencia en momentos de crisis.
Durante un sismo, es importante conservar la calma, ubicar las zonas seguras y evitar el uso de elevadores. Si se está en un vehículo, se debe detener y alejarse de edificios altos y postes.
En zonas costeras, como el Istmo de Tehuantepec, es fundamental alejarse de la playa y buscar refugio en áreas elevadas ante el riesgo de tsunamis.
MO