Las manos creativas de los duranguenses no tienen límite, un claro ejemplo es César Casas García. Tras su jubilación tomó la iniciativa de realizar manualidades hechas con material reciclado. Sean de latas, papel, cubiertos o vajillas toman una utilidad distinta y formas muy llamativas.
Porta-vasos, porta-saleros, portaretratos y pequeñas esculturas hechas para para deportistas, toreros, músicos; realizadas con cucharas, cuchillos o tenedores, así como centros de mesa, carros de carreras, motocicletas o ceniceros, son las formas que hace posible Cesar.
La idea que comenzó como un hobby se convirtió en una actividad que le abrió las puertas al emprendimiento de negocios.
“Esta es una actividad de jubilado luego de 34 años dedicado a la docencia en la Universidad Juárez del Estado de Durango, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia”.
Tiene dos años retirado y como él dice, de “disfrutar del tiempo libre”. Desde siempre le han gustado las manualidades, pero no tenía el tiempo para desarrollar esa afición.
Su primera opción se enfocaba al tema del reciclaje, desde latas, botellas, tazas, cucharas y vasos que ya no utilizaban en el hogar.
Afirma que en su caso la palabra 'paciencia' fue el factor determinante en su nueva actividad, incluso más que la habilidad: “Pienso que sí la tengo, desde joven demostré que podía hacer algunas cosas y ahora jubilado me puse retos y ha sido satisfactorio, más que para emprender un negocio, es para demostrar la capacidad que puede uno desarrollar”.
Es así que familiares, amigos e incluso sus mismos compañeros jubilados de la UJED, han disfrutado de estos llamativos y ecológicos regalos que ha hecho de manera empírica.
La sala de su casa es su centro de trabajo.
La inspiración es el motor que le mueve a la producción de estas manualidades. No tiene horario.
Su actividad dentro de las manualidades le ha dado otra visión de la vida. Durante muchos años atendió grupos de estudiantes o colectivos de maestros y ahora, con esta actividad ha logrado encontrarse consigo mismo al estar en solitario.
Más que deprimirse tras la jubilación, César Casas se siente satisfecho por cumplir una edad y una etapa laboral buena, y que ahora al igual que sus compañeros docentes que también se lograron jubilar, pueden hacer hoy en sus vidas, lo que en otro tiempo, el trabajo no les permitió realizar.