Tras varias tarjetas amarillas, la jerarquía católica sacó la cartulina roja al sacerdote que ha arremetido contra el movimiento feminista. El polémico cura ha dicho que en las marchas de protesta se rompen los vidrios de gente inocente y que las mujeres pretenden que se legalice el aborto, a lo que se opone, proponiendo que mejor “se corten una chiche, una pierna o una oreja, porque un hijo no es de ellas, es obra de Dios”.
José Alfredo Gallegos Lara, mejor conocido como El Padre Pistolas, nació hace 71 años en el municipio de Tarimoro, Guanajuato, pero ha desarrollado su oficio sacerdotal en la comunidad de Chucándiro, una pequeña población de 5 mil habitantes ubicada a tan solo 50 kilómetros de Morelia.
Desde hace 17 años, saltó a la fama por su peculiar estilo de dirigirse a los creyentes, pero además, por portar armas de fuego para protegerse del crimen organizado.
Su modo de oficiar no es del agrado de la jerarquía católica, pues a menudo toca temas incómodos como la crítica a la clase política, utiliza palabras altisonantes y expresa ideas machistas que incluso han sido superadas por la Iglesia. Sin embargo, ese modo de ser “chapado a la antigua” se ha equilibrado con acciones en beneficio de la comunidad, como la gestión de obras para escuelas, centros de salud y pavimentación de las calles.
En entrevistas ha dicho que hay mujeres “que se hacen pendejas” en la confesión, pues le dicen que tienen malos pensamientos y al último “salen panzonas”. A ellas también les ha recomendado que se dediquen a hacer tortillas y aprendan a cocinar. También ha aseverado que muchas son flojas y tienen la culpa de que se consuma maíz transgénico y se consuma Coca-Cola.
También ha enfrentado a jerarcas católicos como Juan Sandoval Íñiguez, a quien a acusado de tener más de 14 casas, mientras que de Norberto Rivera aseguró que es un pederasta.
En un sermón ofrecido en mayo de este año, el Padre Pistolas volvió a criticar a algunos políticos como los gobernadores Javier Cabeza de Vaca (Tamaulipas) y Diego Sinhue (Guanajuato), a quienes acusó de estar coludidos con el narcotráfico. Desde el púlpito de Chucándiro, ya advertía que sus puntos de vista le incomodan a sus superiores, toda vez que no baja de “pendejos” a los políticos y de “ratas” a los gobernadores.
El día de ayer circuló un documento fechado el 21 de septiembre, en el cual el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, indicó que José Alfredo Gallegos Lara estaba suspendido por haber acumulado varias amonestaciones, pero que pese a ello seguía oficiando misas, por lo que advirtió que podría someterlo a las penas establecidas en el derecho canónico.
ledz