El grito de don Juan Moreno, no pasa desapercibido para paseantes de la Alameda Zaragoza, a quien invita para que pasen a tomarse una foto que posteriormente será colocada en un pequeño llavero, tradición que data de hace varias décadas y que se niega a que ésta se pierda en los próximos años.
Su rostro refleja cansancio y nostalgia. A sus 77 años de edad, el señor intercepta a familias para invitarlos a que pasen y se tomen la foto del recuerdo, que quedará estampada en un pequeño trozo de papel donde también se puede apreciar el monumento de la ya conocida torre de Torreón.
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Durante los últimos cincuenta años ha venido desempeñando el oficio de la fotografía, para lo cual durante los días sábado y domingo instala su puesto con el pequeño recuadro en parte posterior, y una banca en en interior donde apenas caben dos personas.
Para el señor Juan su trabajo representa el modo de subsistir, y lograr vender algunos llaveros en la actualidad es todo una odisea, ya que el uso de celulares y la nueva tecnología de cámaras digitales, hacen que las nuevas generaciones pasen desapercibido su labor como fotógrafo.
"Son los jóvenes quienes al paso de los años y que tienen la facilidad de adquirir estos nuevos aparatos de comunicación, son quienes se olvidan o simplemente no les llama la atención tomarse la foto del recuerdo que pueden portar en el llavero, lo que para ellos no representa nada de importancia".
Don Juan asegura que las personas de mayor edad aún los atrapa la nostalgia, y reviven el recuerdo al decirles a sus hijos o nietos de que pasen y se tomen una bonita foto familiar, como en los tiempos de su juventud.
"Para los niños no llama demasiado su atención pero a insistencia de los adultos, algunos optan por grabar ese momento en la pequeña fotografía y salen contentos al verla ya en el llavero, situación que permite que se mantenga aún ésta bonita tradición que podría desaparecer en cualquier momento, al ir muriendo quienes la efectuamos, pese a sus complicaciones por el uso de celulares".
Pero se resiste a terminar su actividad que ha prestado durante medio siglo y la lleva a efecto con gusto y dedicación, esperando el momento en que se acerque alguna persona que quiera tomarse la foto del recuerdo.
Asegura don Juan que sólo cobra 35 pesos por llavero, con lo que apenas alcanza para cubrir su trabajo por la fotografía instantánea y el material que se requiere para colocar el fragmento de papel, pero que con ello seguirá con ésta bonita tradición para que no se pierda en los paseos públicos.
"Cuando tenía la edad de 26 años que pocos tenían una cámara fotográfica, la mayoría de los paseantes deseaban una foto que guardaban para mostrarla en un futuro, hoy en la actualidad tengo entendido que miles de fotografías se pueden llevar, y ver al instante en un pequeño objeto que le llaman memoria", finalizó.