Con inteligencia artificial, personas desaparecidas claman justicia y su retorno a casa

Ante la desaparición de más de 14 mil personas en Jalisco, diversos colectivos de búsqueda recurren a la IA para darle vida y voz a sus familiares ausentes.

Fotoarte hecho por:
Guadalajara /

El territorio jalisciense ya es percibido como el lugar donde hay más fosas clandestinas de todo el país, un enorme cementerio del crimen con más de 14 mil personas de las que no se sabe su paradero y donde revienta una crisis de “desapariciones forzadas”.

Ante ello, colectivos de gente desaparecida han recurrido a la Inteligencia Artificial (IA) para darle vida y voz a sus seres queridos ausentes, quienes exigen su regreso a casa. Estás fichas virtuales serán llevadas a las plazas públicas, pero por lo pronto han empezado a inundar las redes sociales.

Y lo que lograron es impactante.

Héctor Rodolfo Flores González, del Colectivo Luz de Esperanza Desaparecidos Jalisco admite que apagó su teléfono pues fue incapaz de ver cómo su hijo Héctor Daniel, de 19 años, recreado en voz e imagen a través de la Inteligencia Artificial (IA), exigía su regreso al hogar, después de haber sido víctima de desaparición forzada el 18 de mayo del 2021, cuando fue sustraído desde su propia casa en presencia de su esposa y su pequeño hijo.

“No pude terminar de ver el video. Es un shock emocional muy fuerte, pero también estoy consciente que es un ejercicio de memoria y de justicia muy cañón”, narra Rodolfo Flores, líder de este colectivo que agrupa 350 casos de personas desaparecidas en la entidad, la mayoría de ellas en los últimos tres años.

Con IA y apoyados por las activistas Alas de Libertad, el Colectivo Luz de Esperanza empezó a hacer las fichas de sus hijos, hermanas y familiares de desaparecidos.

“Es una campaña potente de búsqueda, pero también de exigencia de investigación, y de visibilidad”, dice Flores. “Esperamos que esto cause empatía, es muy fuerte recrear a nuestros hijos. Es también hacer visibles las incompetencias del estado”.

Cuentan, denuncian y advierten

De acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), en Jalisco se reportan 14 mil 911 personas desaparecidas y no localizadas.

MILENIO contrastó esta cifra con diversos colectivos jaliscienses y todos hablan de cifras que fluctúan entre las 17 mil y 18 mil personas desaparecidas. Incluso, aseguran que hay entre 40 y 70 desapariciones por día en Jalisco. En muchos de estos eventos los cuerpos sin vida van apareciendo a las pocas semanas o meses en fosas o en casas de seguridad de Tlajomulco, Zapopan, Tonalá y en otros municipios serranos.


A través de su ficha virtual, Alejandra Guadalupe Campos Lomelí, de 30 años, desaparecida en marzo del 2021, cuenta que dos sujetos la privaron de su libertad en el estacionamiento del hospital Innova, junto con su pareja y que al día de hoy no hay ni un solo avance en la investigación: 

“Hoy por mí, mañana por ti y por los habitantes de Jalisco”, advierte Alejandra, en un video hecho con inteligencia artificial.

Su distribución, como la de otros videos, será masiva.

Carlos Maximiliano Romero Meza, de 18 años, relata a través de su imagen recreada por IA que el 22 de octubre del 2020 fue sustraído casi a la media noche de su casa en Zapopan, por encapuchados que se presentaron como elementos de la Fiscalía estatal:

 “Encañonaron a mí mamá y le dijeron que me buscara en la Fiscalía; al día de hoy, ni mi madre, ni mi padre saben nada de mi paradero. Hay que luchar para evitar que actos atroces como el mío sigan sucediendo. Ayúdame a exigir mi derecho de regresar a casa”, es el relato de Maximiliano desde su ficha de búsqueda hecha con algoritmos.

En marzo del 2022, un comando armado de 20 personas arribó al domicilio de Yesenia Araceli Gómez Castañeda, de 28 años, a quien sustrajeron con violencia. Desde su ficha virtual, Araceli reclama que debido a su ausencia, un hijo de ocho años la necesita y la extraña: 

“Hasta la fecha, la Fiscalía del estado no tiene avance en las investigaciones, ayúdame a que mi caso no quede impune”, dice la imagen viéndonos a los ojos.

No sólo en redes: también en las calles

Héctor Rodolfo Flores expone en entrevista con MILENIO que, además de las fichas virtuales difundidas en internet, comenzaron una intensa campaña de “pegado masivo” de fichas de búsqueda en postes de luz, casetas telefónicas, semáforos, muros de contención y bolardos; ello, pese a que el Ayuntamiento de Guadalajara que preside Pablo Lemus y el propio gobierno estatal han implementado una férrea campaña de retirado de fichas o repintado de muros de contención y bolardos, como una manera de evitar que se visibilice la crisis social por los cientos de desapariciones en Jalisco, principalmente en el área metropolitana.

Pero eso no desanima. Héctor Rodolfo Flores advierte que “vamos a ir abriendo el tema para ver que otros colectivos se puedan sumar. Saldremos a las calles, a las plazas para que la gente sepa lo que está pasando en Jalisco. No nos creen, a pesar de que estamos hablando de 45 a 70 desapariciones por día en la entidad, eso nos lo confiesa gente de la Fiscalía y contactos que tenemos en la Comisión de Búsqueda… el problema es que mucha gente no denuncia”.

A principios de diciembre, fin de semana, el Colectivo Luz de Esperanza sale a las calles, en los alrededores del Parque Rojo y del Centro de Control, Comando, Comunicaciones, Cómputo y Coordinación (C5) de Guadalajara. En el camino murmuran que la seguridad pública en Jalisco no existe, no cuando hay total impunidad de “sacar con lujo de violencia” a jóvenes y jovencitas de sus casas, porque “los encapuchados pueden”, porque “la Fiscalía también lo hace”, aunque en sus partes informativos aseguren lo contrario.

De los 350 casos que ha abanderado el Colectivo Luz de Esperanza, apenas en siete de ellos los desaparecidos han vuelto con vida a casa, aunque en malas condiciones: hallados con el uso de la fuerza dentro de un anexo, o en condiciones de indigencia visiblemente drogados y con pérdida de memoria en alguna calle de una ciudad en Jalisco (cuando estas personas secuestradas tenían un historial libre de drogas).

“En Jalisco casi todas las desapariciones son forzadas. Al estado le valen madre las desapariciones, prefieren gastar miles de pesos en pintura, que en la búsqueda de personas”, denuncia Flores.

Seis meses “atorado” en el Semefo

La señora Clara Gutiérrez está consciente de que su hijo, Ángel de Jesús Huesca Gutiérrez, está muerto, pues reconoció sus restos. Tenía dos años de buscarlo y de que estaba clasificado como “desaparecido”. Pero la señora Clara no se ha podido llevar a Mérida, Yucatán el cuerpo de su ser querido porque la carpeta de investigación no está cerrada y porque aún no hay señales de reclamo de los padres de otros tres jóvenes que al igual que Ángel de Jesús, fueron desmembrados y arrojados en bolsas negras en la carretera que lleva a Tlaquepaque.

Clara Gutiérrez lleva seis meses viajando de aventón, de raid, o con apoyo de madres buscadoras de la península desde Yucatán a Guadalajara; en cada visita recorre en autobús 2 mil 162 kilómetros, y a lo largo del trayecto se sigue preguntando:

“¿Qué pasó?, si a mi hijo nunca le solapé nada”. Él apenas estaría cumpliendo 28 años.

El cuerpo de Ángel de Jesús permanece en la sede del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, atorado por la cadena de custodia. Aunque su madre ya lo identificó gracias a unos tatuajes con un payaso y otro con el nombre de su esposa, Abigail, la Fiscalía se niega a entregárselo porque le falta una extremidad, el brazo derecho.

“No me importa que a mi hijo le falte un brazo, ya me lo quiero llevar a casa. Que no me lo pueden entregar porque no está completo y que la carpeta no está completa. El problema es que las mamás de las otras personas que ahí fueron descuartizadas no se han apersonado. Sí hago un llamado a esas madres, que tengan a un hijo desaparecido el 24 de mayo del 2020, porque ahí podría estar”.

La señora Gutiérrez nunca presentó denuncia por la desaparición de su hijo, porque tenía miedo y porque desconocía en qué contexto se había dado está ausencia. Tenía razón de estar nerviosa. Después, en dos ocasiones, un comando armado la sacó de la carretera cuando viajaba en motocicleta con su pareja. Estos incidentes intimidatorios la obligaron a volver a su natal Mérida y a regresar esporádicamente a Guadalajara pero ya con el apoyo de las Madres Buscadoras. La pareja de Clara se espantó tanto que prefirió irse a vivir a Tijuana.

Un daño colateral

María de Lourdes Maldonado Ruiz, de 33 años, desapareció el 13 de agosto del 2020 en Tlajomulco de Zúñiga. Se dedicaba a pintar y a hacer figuras de yeso para venderlas en los tianguis. En la red de amigos que tejió, estableció contacto con un contador, quien le pidió un favor que resultó fatal: que le prestara su domicilio para recibir correspondencia y paquetes de correspondencia.

Maldonado no lo vio mal, y conforme pasaron los meses se enteraría de que su amigo era uno de los “contadores del cártel”. Aun así, siguió prestando su casa y código postal.

“Y por eso a mi hija se la llevaron entre las patas”, narra María de Lourdes Ruiz Bravo, una de las fundadoras del Colectivo Luz de Esperanza. “Un comando armado de seis personas, encapuchados y con armas largas se llevaron a mi hija y a mi nieta. Le voltearon la casa, le desbarataron muebles. Se llevaron a la niña, pero no las dejaron que tuvieran contacto. A las horas, regresó el comando armado y dejó a la niña Nayovi con la vecina”.
“La Fiscalía ya hizo el cateo a la casa de seguridad donde Lourdes y Nayovi fueron llevadas. Nayovi reconoció la vivienda a donde fue raptada junto con su madre, ahí hallaron drogas y armas largas. Pero ningún indicio de Lourdes Maldonado, y tampoco del ‘contador del cártel’, el cual también fue ‘levantado’ por el crimen organizado en otras circunstancias”.

Pero no paró ahí el drama para la señora Ruiz Bravo: sufre el doble viacrucis de tener a dos hijos desaparecidos.

La tragedia de María de Lourdes comenzó el 22 de julio del 2015, en una llantera ubicada sobre la carretera a Chapala en el municipio de Ixtlahuacán de Los Membrillos. Desde ahí un comando armado se llevó a su primer hijo, José Marcos Alejandro Maldonado Ruiz, y a otros dos trabajadores. Estos aparecieron sin vida a los pocos días, pero de Marcos nada se sabe.

“Qué tristeza y qué pena que no esté trabajando la Fiscalía en ninguno de los casos. Esa es mi situación, con mis dos hijos desaparecidos. Hace 15 días acaban de levantar a una sobrina… ¿hasta dónde vamos a llegar? Vivimos en un narcogobierno, tristemente nos estamos dando cuenta que vamos a tener otro narcogobernador (sic), y nadie para esto. ¿Qué está pasando?, que quienes gobiernan van de la mano con el narco”, resume la señora.

María de Lourdes participa en búsqueda en campo, fosas clandestinas y revisión de casas de seguridad desmanteladas, pero también acude a protestas y marchas para exigir la búsqueda de desaparecidos y que cese el clima de inseguridad en Jalisco.

Y todo ello en medio de un entorno de terror que pone a prueba el temple de esta mujer decidida.

“He recibido amenazas a mi celular, me toman fotografías y me llegan mensajes de ‘te va a cargar la chingada si sigues buscando’, ‘también te vamos a desaparecer’ y así, pero yo sigo buscando, el miedo me lo quitaron cuando me quitaron a mi primer hijo. Ya no puedo perder nada. Trato de no involucrarme en la búsqueda de otros hijos porque me van a seguir desapareciendo, pero yo voy a seguir buscando a José Marcos Alejandro y María de Lourdes hasta debajo de las piedras”.

FR

  • Noé Zavaleta
  • Reportero desde hace 23 años. Corresponsal una década de la revista Proceso en Veracruz. Fue director, subdirector, cronista, reportero y talachero de Crónica de Xalapa. Colaborador de Milenio y también del Instituto de Medios de Al Jazeera.

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