La plaga de Huang Long Bing, también conocida como Dragón Amarillo, devastó la producción de mandarinas en Veracruz, una fruta de alta demanda y consumo durante las festividades de diciembre.
A pesar de que la naranja es el cítrico más importante en términos económicos a nivel regional y mundial, en México, la "naranja china," tangerina o mandarina, juega un papel fundamental en celebraciones que van desde las posadas hasta el fin de año.
Juan Antonio Delon Huerta, productor de cítricos en San Rafael, explicó que la bacteria del HLB les "ha dado en toda la torre" en su producción. En años anteriores, solían obtener un rendimiento de 30 toneladas por hectárea de naranjas, pero el año pasado esta cifra disminuyó a solo ocho.
“Este año, en mi experiencia y huertas, se mejoraron las huertas, sin embargo, calculo estar en 15 toneladas por hectárea, algo alejado a las 30 toneladas que cosechaba por año”, explicó.
El Dragón Amarillo, también conocido como chicharrita de los cítricos, no solo mata a los árboles, sino que también reduce la producción en los árboles que sobreviven.
“Baja la producción considerablemente en el árbol de naranja que no mató; el limón lo resiste un poco más, la toronja también se ve afectada, pero a la tangerina la devastó. Ahí sí nos acabó”.
Los productores de Álamo, Martínez de la Torre, Papantla, Tihuatlán y otros municipios donde el cultivo de cítricos es fundamental, han tomado medidas de precaución y han reemplazado los árboles de naranja con limoneros, que son más resistentes al HLB.
Enfrentar esta plaga prácticamente recae en manos de los citricultores, ya que las autoridades parecen minimizar su impacto.
Incluso el titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca de Veracruz, Evaristo Ovando, presumió que, gracias a las nuevas técnicas de siembra y fertilización orgánica, 225 mil hectáreas no han experimentado una disminución en su producción.
Veracruz es el principal productor y exportador de cítricos, y aquí, los citricultores han tenido que lidiar no solo con las plagas, sino también con la delincuencia, las sequías y los bajos precios.
La caída en la producción, que podría alcanzar el 70 por ciento, se traducirá en un aumento en el precio en el mercado, aunque esto no se reflejará en los ingresos de los productores.
MO