Pobreza extrema, detonante para el abandono de los pueblos en la Montaña, Guerrero

Los habitantes dejan periódicamente sus comunidades para trabajar en los campos de cultivo del norte del país.

Pobreza extrema invade a comunidades de La Montaña. | Diseño: Óscar Ávila
Rogelio Agustín Esteban y Pablo Maldonado
Chilpancingo, Guerrero. /

La ausencia de fuentes de empleo, la escasa producción en el campo y la ausencia condiciones elementales para el desarrollo, son factores que contribuyen a la expulsión periódica de jornaleros migrantes, que poco a poco abandonan sus comunidades en las regiones Montaña y Norte de Guerrero.

Durante la temporada de cosecha, muchas comunidades habitadas principalmente por población indígena llegan a quedarse casi en el abandono total, solamente se quedan algunas mujeres y niños, quienes esperan tener la edad adecuada para treparse a los autobuses que los llevarán hacia el norte del país, donde son contratados como mano de obra barata.

En la Montaña Alta se ubica San Rafael, comunidad habitada en su mayoría por indígenas de la variante Ñuu Savi que pertenece a Cochoapa el Grande, considerado como el municipio más pobre del país.

Sus calles, durante gran parte del año lucen casi vacías, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Información (Inegi), en los últimos 20 años en la Montaña de Guerrero la población se redujo en más del 37 por ciento.

Las fuentes de empleo son nulas, la burocracia en los ayuntamientos está saturada y son pequeños grupos de poder los que controlan dichos espacios.

En lo que se refiere al campo, el maíz y el frijol no garantizan el autoconsumo, por eso, para la mayoría de la población en edad de trabajar no hay más alternativa que salir a buscar oportunidades, aunque algunos tienen una posibilidad en la elaboración de artesanías.

San Rafael, comunidad de la Montaña Alta de Guerrero. | Foto: Rogelio Agustín | Pablo Maldonado.

Ángel Díaz, comisario de San Rafael, aunque recurrimos a un traductor habla para entender lo que nos dice—, explicó que la gente necesita apoyo del gobierno.

“Esto es lo que el pueblo hace; un sombrero hecho a mano y no hay otra cosa para ganar un poco de dinero, sinceramente el pueblo necesita mucha ayuda, aquí es gente pobre, se necesita la ayuda del gobierno”, indica.

Es normal observar a las mujeres trabajando la palma, con ella elaboran sombreros que venden a cinco pesos a intermediarios que se los llevan a las ciudades donde los negocian a mejor precio.

En un día, un ama de casa de Cochoapa puede elaborar cuando mucho tres piezas, lo que representa una ganancia de apenas 15 pesos.

Mujeres de la Montaña se dedican a realizar artesanías de palma. | Foto: Pablo Maldonado | Rogelio Agustín.

Los pocos niños y adolescentes pasan el tiempo en la cancha del pueblo, el lugar de esparcimiento que comparten al salir de la primaria y secundaria de la localidad, cuyas aulas también lucen casi vacías.

Aylin Gallardo, quien es alumna en la secundaria de la comunidad, recuerda que al ingresar al ciclo escolar eran 40 alumnos, para el segundo grado quedaron 37 y para el tercero la disminución fue drástica, pues actualmente sólo se mantienen 24 estudiantes.

Explica que lo que pasa es muy sencillo, por falta de dinero los padres sacan a los niños de la secundaria y se los llevan a Sinaloa para trabajar en los campos de cultivo, muchos comienzan cuando todavía son niños.

La mayoría de los que interrumpen su formación escolar prefieren seguir generando recursos, suelen regresar a San Rafael pero ya no se inscriben en la escuela.

Son muchas las historias de personas que al salir consiguieron mejorar su circunstancia de vida y sólo regresan durante las vacaciones para estar con sus familias y es gracias al dinero que llevan, que la comunidad no ha desaparecido completamente.

En la Montaña Alta de Guerrero hay pocos niños y adolescentes. | Foto: Rogelio Agustín | Pablo Maldonado

El campo no es suficiente para la gente de la Montaña

La producción de granos básicos no garantiza el autoconsumo de los lugareños, por eso muchos jóvenes deciden ya no sembrar la tierra de sus padres y prefieren viajar hacia el norte para contratarse como mano de obra muy barata.

“En este pueblo pues no hay mucho trabajo que hacer, honestamente, lo único que hay que hacer aquí es sembrar, nada más, pero eso no es suficiente para mantener a la familia, ni si quiera a uno mismo, precisamente es por eso que yo voy a rebuscarle a otro lado, porque aquí no hay dinero”.

Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (CDHM), señala que la migración de los jornaleros está focalizada en los municipios de Metlatonoc, Cochoapa el Grande, Alcozauca, los tres son habitados mayoritariamente por indígenas Ñuu Savi.

De acuerdo con los registros del CDHM-Tlachinollan, son alrededor de 12 mil las personas que salen en la temporada.

“A nivel general podemos hablar de que migran al año alrededor de 500, 600 jóvenes que se están yendo, la causa principal es que los gobiernos en sus tres niveles no generan oportunidades para arraigarlos, están completamente abandonados”, asegura.

El fenómeno de San Rafael, de Cochoapa y la Montaña se reproduce en otras comunidades de la zona Norte y Tierra Caliente, donde la producción del campo ha sufrido un deterioro importante.

IOG

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