Otro policía de Coyuca de Benítez, Guerrero, quien sobrevivió a una masacre de policías, busca obtener asilo humanitario en Estados Unidos para proteger su vida y la de su familia.
Durante dos días, ha estado haciendo fila en la garita San Ysidro para ingresar, aunque los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza explicaron que solo se permite el ingreso mediante una cita programada en la aplicación móvil CBP One.
Teme que el cártel que lo amenazó y mató a 13 de sus compañeros, incluidos el secretario y director de Seguridad Pública, tenga presencia en Tijuana.
“Persiste el miedo, tenemos mucho miedo. La familia está consternada”, comentó este padre de familia que pidió omitir su identidad por miedo a ser localizado por los delincuentes.
Lo acompañan su esposa e hijos, quienes fueron emboscados por el mismo grupo criminal que mató a sus compañeros al salir de Guerrero.
El incidente ocurrió en octubre de 2023, después de que los delincuentes fueron a buscarlo a su casa, acusándolo de colaborar con grupos delictivos. Al no encontrarlo, amenazaron a su esposa.
“Después llegaron unos compañeros a rescatar a mi esposa. Ya donde íbamos nosotros en camino, pues interceptaron la unidad y hubo balazos. A mi hija le dieron un balazo en un costado de la cadera y gracias a Dios no fue de peligro”, comentó.
También en la fila se encuentra una familia de Guerrero, padres e hijos, quienes temen por su seguridad y buscan obtener asilo humanitario porque fueron amenazados por el narcotráfico en su pueblo natal, del cual prefirieron no revelar el nombre.
“Uno ya no puede salir tranquilo, por lo mismo, pues cómo está todo relacionado con lo mismo. ¡Hay que pagar cuota!, ¡No se puede la verdad, está bien fuerte el asunto!”, expresó el padre de familia.
“Queremos pasar a Estados Unidos, nos venimos por la mucha delincuencia, falta de dinero, economía”, mencionó su esposa mientras se cubría el rostro.
Y entre el miedo, un joven de 23 años explica cómo huyó del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en su natal Morelia, Michoacán, que lo obligó a vender drogas al menudeo para no matarlo.
“Fui secuestrado. Me pidieron dinero y no tuve el dinero, me pusieron a trabajar, me dieron droga” a vender, pero como no quiso optó por huir a la frontera para conseguir asilo.
“Me pusieron a trabajar, pero la verdad nunca lo había hecho, no lo he hecho, y no quería hacerlo preferí salir huyendo”, recordó el muchacho al que también golpearon durante todo un día.
MO