El 3 de septiembre, vecinos de Acatitlán en Valle de Bravo escucharon un estruendo y en cuestión de minutos vieron cómo millones de litros de agua entraban a sus propiedades en las márgenes del Río El Molino. El agua subió hasta seis metros, la causa: la fractura del talud de contención de una presa privada. Una de las decenas que hay en esta zona de alta plusvalía.
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La construcción de presas privadas en Valle de Bravo sin permisos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha provocado daños ecológicos en la región que abastece de agua al Valle de México y la zona metropolitana de Toluca.
Vecinos y organizaciones ambientalistas han denunciado la proliferación de estas construcciones irregulares. La más grave, ocurrió el pasado 3 de septiembre, con el desbordamiento de una presa privada, en la comunidad de los Álamos en Valle de Bravo, debido a una fractura en el talud de contención.
Ocasionó que millones de litros de agua se desbordaran. Inundó sembradíos, propiedades privadas y dejó grandes cantidades de azolve a la zona del río El Molino, el cual desemboca en la presa de Valle de Bravo.
Diez días después y tras la denuncia de las organizaciones y los vecinos, se llevó a cabo la clausura de las obras por parte de Profepa, que halló que la construcción no contaba con los permisos. Juan Farré, vecino de Valle de Bravo denunció lo anterior al señalar que los permisos de construcción de las presas son irregulares o simplemente inexistentes.
“Son permisos, si los tienen, son amañados porque empiezan con un permiso de un movimiento de tierra o de hacer una pequeña construcción para no sé qué y terminan en grandes, grandes desarrollos”.
La Profepa informó de la clausura de la obra y reveló que no tenía autorización en materia de impacto ambiental.
“...la construcción de un lago artificial en una superficie aproximada de 8000 m2, para el cual no se presentó la autorización en materia de impacto ambiental para obras dentro de Área Natural Protegida (ANP) y una superficie afectada en el bosque de aproximadamente 7 mil 500 m2 por el desagüe del lago causado por el derrumbe o deslizamiento accidental del bordo de contención del lago, lo que provocó erosión en el suelo forestal y derrumbe de arbolado y vegetación secundaria…”
Desde el 17 de agosto, las agrupaciones ambientalistas de Valle de Bravo presentaron una denuncia ante la Profepa, sin embargo, unos días después el talud se fracturó y en cuestión de minutos desbordó miles de litros de agua.
Si bien los afectados aseguran que los propietarios, dueños de Alsea, comenzaron a hacerse cargo de los daños provocados en sus casas y alrededor del río, también exigen el cese de la construcción de presas sin autorización.
Morgan Szymanski, uno de los vecinos de la zona que se sumó a la exigencia pública reveló que aquel 3 de septiembre hubo un impacto brutal al medio ambiente, con el desbordamiento de la presa.
“Estamos estimando que subió el nivel del agua aproximadamente entre 5 y 6 metros y el desastre natural es terrible, la flora y fauna que desapareció en el espacio de dos horas. Es una lástima y estamos muy enfadados todos los vecinos”, relató a MILENIO.
Lo mismo, Lorenza García cuya propiedad se vio afectada. Aunque unos días después los dueños enviaron cuadrillas para comenzar la limpieza de su terreno, asegura que “por aquí pasó lo que se le puede llamar un tsunami, las causas las podemos ir viendo poco a poco, se habla de muchísima ilegalidad pero aquí vean los resultados en mi propiedad”.
Pidió que así como Profepa clausuró la construcción, las autoridades federales y del estado de México se hagan cargo de las consecuencias que la proliferación de las presas privadas ha ocasionado al medio ambiente.
“Que las autoridades también se hagan responsables por no haber parado esto a tiempo, nosotros hicimos una denuncia ciudadana, mucho tiempo antes de que se rompiera esa presa y nadie hizo nada y todo esto se pudo haber evitado”.
Lo que ocurrió en Acatitlán se repite en otras regiones de Valle de Bravo, donde la pandemia incrementó la cantidad de construcciones, muchas de ellas con presas privadas para ríos artificiales lo que además provoca el acaparamiento de agua que llega hasta el Valle de México, pues existe un bajo nivel de almacenamiento de agua en la Presa Valle de Bravo que
“La construcción de presas privadas en Valle de Bravo, sin contar con las Autorizaciones de Impacto Ambiental correspondientes no puede quedar impune, pues son inconmensurables las afectaciones ambientales y materiales que estas obras pueden ocasionar, sin mencionar el riesgo de pérdidas humanas, señaló el Observatorio Ciudadano de la Subcuenca Valle de Bravo (OCVBA).
DA