Miedo y sospecha es lo que prevalece en la comunidad Buenavista de la Salud, donde ayer por la noche se registró un ataque perpetrado por supuestos integrantes del crimen organizado, que utilizaron rifles de asalto AR-15; AK-47, Calibre 50 y detonaron por lo menos tres granadas, dejando en el lugar a cuatro autodefensas de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) muertos.
La mañana del jueves 27, la titular de la Fiscalía General del Estado, Sandra Luz Valdovinos Salmerón, actualizó la cifra de muertos que tenía tras los enfrentamientos de la noche anterior; cuatro integrantes de la Unión de Pueblos murieron en el ataque y dos agresores en el crucero de la comunidad de Acahuizotla, quienes murieron a manos de la Unidad de Fuerzas Especiales de la Policía del estado.
Entre los muertos de la UPOEG se encuentra el comandante de la localidad, Mario Zamora Maldonado, también integrante de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG).
Para los sobrevivientes, el de ayer es el ataque más severo que han sufrido a manos del crimen organizado, que desde 2014, cuando llegaron a la comunidad, ha hecho lo necesario para tratar de recuperar el control de la zona. El miedo mantiene a la población en sus casas.
De acuerdo con los coordinadores de la UPOEG, Buenavista tiene aproximadamente 6 mil habitantes, la mayoría de ellos son de escasos recursos y en gran parte se dedican al trabajo en el campo y la ganadería.
Antes de que la UPOEG llegara, liderada por Bruno Placido Valerio, aseguran que los grupos delictivos entraban libremente para robarse los animales, extorsionar a los pocos negocios, realizar secuestros y quien se atrevía a denunciar era privado de la libertad para luego ser asesinado.
“Cuando llegó la Unión de Pueblos hubo bien apoyo, se les permitió instalar esta base y entonces los del crimen organizado se fueron, aunque es muy claro que no están a gusto y que buscan la manera de regresar, por eso quieren expulsar a los comunitarios”, refiere un promotor de la UPOEG, quien se asume como primo del profesor Mario Zamora.
A pregunta expresa, el poblador, que pide omitir su identidad, señala que ya perdió la cuenta de las veces que los delincuentes han atacado la base de la UPOEG, en todas ellas se ha pedido la intervención de las autoridades, “pero siempre llegan ya que todo pasó”.
El familiar de Mario Zamora, es de los pocos pobladores que la mañana del jueves se animó a salir de su domicilio y llegó hasta la base de la UPOEG, para ver en qué condiciones estaba el lugar.
Admite que entre sus paisanos hay mucho miedo, pues asumen que en caso de que los delincuentes consigan el propósito de expulsar a la UPOEG, ellos se van a volver a posicionar de la zona y volverán los tiempos en que nadie estaba exento de sufrir algún ataque.
Mil disparos, estiman los policías ciudadanos
En los cuatro parapetos que tiene la comandancia en su parte frontal, las paredes muestran impactos de armas de grueso calibre y algunas de ellas se encuentran carcomidas, los sobrevivientes sostienen que es la prueba clara de que se utilizaron por lo menos tres granadas.
La posición defensiva principal muestra en su pared principal el rótulo del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana (SSyJC), es una pieza de lámina con perforaciones de bala recientes y de otros ataques armados.
En su interior se observa un catre en el que los sobrevivientes colocaron una escopeta con tres cartuchos, mientras que en la pared descansa un rifle de madera y se observa una repisa con varios radios de banda utilizados para facilitar la comunicación entre los miembros de la organización de autodefensa.
En ese lugar se parapetó el profesor Mario Zamora para repeler la agresión, no recibió ningún impacto de bala, pero sí fue alcanzado por la explosión de una granada que lo dejó herido de gravedad, no murió al instante, tomó un arma para defenderse y lucho hasta que los agresores se retiraron.
La sospecha
La sospecha es un elemento que ya se instaló entres los habitantes de Buenavista y los policías ciudadanos de la UPOEG.
Hace un mes, en un puente se colocó una lona con un mensaje anónimo en el que se acusa a varios pobladores de colaborar de diferentes maneras con Los Ardillos, grupo al que Bruno Placido Valerio, principal líder de la UPOEG acusa de la incursión.
Dicha lona fue recuperada por los integrantes de la UPOEG, en ella se habla de que un ciudadano ha recibido droga y dinero de parte de Los Ardillos y ha reclutado a más habitantes para monitorear e informar las actividades de los policías ciudadanos.
Aunque el escrito estuvo guardado durante las últimas semanas, los coordinadores de la UPOEG decidieron exhibirla en las paredes de su base, para dar a conocer a quienes señalan, han estado pasando información a la delincuencia respecto a quienes son, en qué lugares viven y en consecuencia, delatar sus momentos de vulnerabilidad.
En la localidad hay miedo de futuras agresiones, pero también la sospecha de que han sido delatados, por esa razón es que piden la intervención de las autoridades, para evitar más ataques que ponen en riesgo la integridad de las personas.
ledz