Calixta Olvera es mamá y productora de melón. Junto a sus dos hijas manejó la troca hasta el centro de venta para comercializar el producto que se siembra por tradición en las tierras familiares desde que era pequeña.
“Ya tengo veinte años como productora y ayer se puso feo porque el precio era muy bajo; nos querían comprar en 1 peso con 30 centavos, o en 1.50, pero eso no es suficiente. Yo sembré tres hectáreas”.
De precios y volúmenes de producción ella no se encarga, es el marido el que se concentra en esos detalles. Pero a la hora de la venta ella consigue los empleados que le ayudan a cargar la camioneta, mientras sube a sus niñas y conduce al centro de venta donde debe pelear directo con los coyotes en la defensa de una ganancia familiar.
“Se invierte pensando en que sí se recupera, pensábamos que podíamos duplicar la inversión estando bueno el precio, como a 5 pesos pero aquí nunca se ha podido llegar a ese precio, todo el tiempo nos pagan a 1.80, 2 pesos o 2.50, es lo máximo, nunca hemos podido vender a 4 o 4.50 como ocurre en Matamoros (Coahuila), que sí pagan 4.50, 5 o hasta 7 pesos”.
Sobre la posibilidad de venderlo de forma directa a una empresa, Calixta dijo que tampoco existen muchas alternativas en el municipio.
“Desde que era niña mi papá, Juanjo Olvera, sembraba el melón, también mi suegro, Rodrigo Sánchez, ellos son agricultores ya de año… también sembramos forraje, algodón no porque cuando lo hicimos nos fue bien mal, pero el melón sí deja, mi esposo y yo, entre los dos movemos el melón en dos muebles. Yo vengo todos los días a dejar de 3 a tres toneladas y media todos los días", aseguró.
“Para 1.50 que nos pagan no nos sale: tenemos que traer gente, comprar gasolina, en descargadores pues no nos queda. Contratamos gente para levantar la cosecha, para lavar el producto, todo, con todo y que mis hijas andan en la cosecha”.