La contaminación de las aguas del río Atoyac con elementos como arsénico, cadmio, cromo y cobre; así como residuos urbanos va en aumento y, con ello, el riesgo de enfermedades para los pobladores de la zona.
De acuerdo con evaluaciones de riesgo ambiental de la cuenca del Alto Atoyac, realizada por Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga (IIMA) de la Universidad Iberoamericana Puebla, el deterioro de los afluentes y la presa de Valsequillo es causado principalmente por actividades antropogénicas de tipo industrial y agrícola, lo que tiene graves consecuencias en la salud de las personas que viven a sus alrededores.
Las investigaciones del IIMA muestran que en la cuenca del Alto Atoyac presentan problemáticas relacionadas con la contaminación del acuífero y la escasez de agua.
Valentina Campos Cabral, investigadora del IIMA de la Ibero Puebla, destacó que el hecho de que 94 por ciento de la población de la región sea urbana, impacta en el uso del suelo y la disminución de la vegetación: solo 15 por ciento de la superficie actual es boscosa.
“El río Atoyac, el segundo más contaminado del país, no ha tenido un proceso de saneamiento adecuado. Aunado a ello, la falta de acceso equitativo al agua y los efectos del cambio climático han provocado un estado de tensión permanente en la zona que ha mermado la calidad de vida de los lugareños”, apuntó.
El IIMA ha dirigido sus líneas de investigación hacia la gestión integrada de las cuencas hidrológicas; el diagnóstico y conservación de la biodiversidad; el establecimiento de acciones para contrarrestar los efectos del cambio climático, y una propuesta de gobernanza ambiental para territorios sustentables y resilientes, añadió la especialista.
Por su parte, Romeo Saldaña Vázquez, investigador del IIMA de la Ibero Puebla, destacó que la cuenca del río Atoyac es señalada como una de las más contaminadas del país y su situación es deplorable en medio de la contingencia generada por covid-19.
Señaló que no existe información suficiente para conocer los alcances de la contaminación de la cuenca y explicó que, en su primera investigación en el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga de la Ibero, se centró en la identificación de sitios de biomonitoreo para evaluaciones de riesgo ambiental.
De acuerdo con una revisión de estudios realizados entre 1997 y 2018, existen subrepresentaciones de las emisiones de contaminación declaradas por las industrias ante la Semarnat respecto a los índices reales.
“En otras palabras, elementos como arsénico, cadmio, cromo y cobre han excedido con creces los valores permitidos a nivel nacional e internacional”, apuntó. Como respuesta, el Instituto se encuentra en proceso de consolidar el Observatorio Interuniversitario de Calidad Ambiental en el Estado de Puebla.
“Este espacio busca recopilar información sobre las condiciones ambientales a nivel estatal en cuestiones como agua, aire, suelo, biodiversidad, conflictos socioambientales y gestión de residuos. A la iniciativa se sumarán instituciones como la Universidad de las Américas Puebla (Udlap), la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y la Universidad Politécnica Metropolitana de Puebla”, explicó.
Atoyac, principal fuente de abastecimiento para Puebla y Tlaxcala
La cuenca del Atoyac es una corriente superficial de agua que fluye al interior de la región hidrológica norte de la cuenca Balsas-Mezcala y es la principal fuente de abastecimiento para las comunidades y municipios hortícolas al sur del estado de Tlaxcala, como es el caso de San Mateo Ayecac en el municipio de Tepetitla de Lardizábal y sus alrededores.
De acuerdo con el estudio “Río Atoyac: Hacia una gestión integral de una problemática multifactorial”, coordinado por Carlos Alberto Ávila Orta, María de Lourdes Hernández-Rodríguez y Alejandro Lozano Morales, investigadores del Colegio de Tlaxcala, el afluente se encuentra contaminado, lo cual es un problema grave que afecta a la población que habita en sus alrededores.
“La solución a este grave problema no es sencilla ya que requiere de un esfuerzo integral de todos los agentes sociales involucrados y se deberá de dar de manera gradual a través de su mitigación”, establece el estudio.
El estudio agrega que en la problemática de la contaminación del río Atoyac se visibiliza una estructura en la que las reglas informales tienen mayor peso que las formales, lo que da lugar a prácticas caracterizadas por acuerdos al margen de la ley, entre agentes ubicados en los altos niveles gubernamentales con un sector de la gran industria que cuenta con poder económico y al mismo tiempo es altamente contaminante, constriñendo la acción de los agentes encargados de la aplicación de la ley cuidado y protección del ambiente.
“Lo anterior aunado a una mala coordinación interinstitucional y de vinculación con los sectores económico y social locales, así como la falta de recursos económicos para implementar programas o proyectos de restauración, favorecen la producción y reproducción de la contaminación del agua del río Atoyac en Tepetitla de Lardizábal”, destaca el análisis.
El estudio del Colegio de Tlaxcala destaca que uno de los sectores que contribuye más a esta contaminación es el industrial, debido al uso de diversas sustancias químicas en los procesos de producción y teñido, ya que libera una cantidad importante de contaminantes a los efluentes de agua.
“Los tintes se consideran uno de los principales contaminantes que pueden afectar al medio ambiente, esto cuando están presentes más allá del límite de la concentración permitida”, añade el estudio.
Necesario iniciar acciones para frenar contaminación
Por su parte, Verónica Mastretta Guzmán, integrante de la organización Dale la Cara Al Atoyac, destacó que se requieren acciones para detener la contaminación la Cuenca del Alto Atoyac que alimenta a la presa de Valsequillo.
“Las investigaciones sobre la contaminación del Atoyac avanzan, pero en la práctica, faltan acciones. Hay un sobrediagnóstico que es la alimentadora de la presa de Valsequillo. El problema es que no hay acciones específicas de remediación. En realidad, no hay acciones bien integradas, intermunicipales. Yo no veo las acciones y si eso no sucede, no podemos ver una mejor calidad de vida en el lago”, apuntó la especialista en cuidado del medio ambiente.
En entrevista para MILENIO Puebla, Mastretta Guzmán destacó que acciones como las que realiza el Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado (Soapap) en la capital contra las descargas clandestinas son positivas; sin embargo, se requiere el inicio de un plan de acción general para el rescate de los cuerpos de agua en Puebla.
“Funciona lo que realiza Soapap y manda un mensaje a las empresas y a quienes no están cumpliendo. Por ejemplo, hay rastros clandestinos, pero no hay un plan para resolver los problemas de fondo”, comentó.
Señaló que cada día existen más diagnósticos sobre la situación del río Atoyac que alimenta a la presa de Valsequillo; sin embargo, la calidad del agua no mejora y se mantienen altos niveles de diferentes contaminantes.
La laguna de Valsequillo recibe la contaminación del río Atoyac, uno de los afluentes más contaminados del país, problema en el que aumentan los estudios sobre su realidad; sin embargo, faltan acciones coordinadas para rescatarla.
“Aunque existe información sobre la contaminación de los ríos que conforman la cuenca del Alto Atoyac que pasa por los estados de Puebla y Tlaxcala, faltan detalles importantes, entre elloa, conocer quiénes tienen los títulos de los pozos de agua y quienes están descargando contaminantes y con qué parámetros lo hacen”, destacó.
El primer paso para rescatar la cuenca del Alto Atoyac consiste en detener las descargas de contaminantes y luego pasar a las acciones de remediación; sin embargo, todavía no empiezan las acciones coordinadas.
“El problema es que está sobrediagnosticada la cuenca del Atoyac en algunos puntos; y falta conocer quiénes tienen los títulos de los pozos, qué giros alimentan, dónde descargan y con qué parámetros, si cuentan o no los municipios con organismos operadores, padrones de usuarios y un listado de grandes contaminadores”, resaltó.
CHM