Entre las colonias Caparroso y Simón Sarlat, municipio de Centla, Tabasco, hay un puente que se ha convertido en un refugio improvisado para alrededor de 70 adultos y niños, que llevan un mes bajo el agua.
Son alrededor de 50 metros de largo de suelo seco que provee un descanso de la humedad y la inundación que permea kilómetros a la redonda. Organizados, los vecinos de la zona que llegan de día al puente de la calle Venustiano Carranza, colocan un plástico casi destrozado, pero que hace las labores de techo cubriendo un poco el sol, que cala a pesar las continuas lloviznas.
También colocan un anafre y juntan lo poco que pueden para ir a comprar comida.
“Este es un puente que nada más rebasa un poco la inundación y acá estamos todos, en el día estamos todos parados acá, ya en la noche como el zorro; nos vamos directamente a dormir al nido”, dice con tristeza Evelio Arias, habitante de Caparroso.
El resto que lo acompaña interrumpe: “Es el único rinconcito que tenemos”, dice uno, “aquí partimos leña”, revira otro.
¿Es como un oasis?, sí, es un puente que está entre Simón Sarlot y Caparrosa, venimos 50 y nuestros niños son 20 más.
Esta comunidad, junto con las colonias de Tabasquillo, San Roque, El Limón, Las Pimientas, El Potrerillo y Tres Brazos son las que aún están inundadas, lo que confirmó La Marina en un sobrevuelo al medio día.
“Ahí está la comunidad de tres brazos donde el nivel del río está sobre el nivel de lo que son todas las casas, que se encuentran todavía inundadas principalmente por las lluvias y por eso se mantiene el mismo nivel”, dijo a MILENIO el capitán Beltrán, piloto de Semar.
Aunque ha bajado el nivel en algunas partes de Tabasco, las anegaciones continúan afectando, sobre todo a los que menos tienen, y que en su mayoría perdieron su patrimonio.
Y es por eso que como el caso del puente en Venustiano Carranza, los habitantes de esas colonias han improvisado refugios en casas donde hay un rincón seco. Como en casa de doña Alma donde recibió a 10 familias, o el hogar de la señora Amalia, que ofreció su segundo piso sin terminar para 30 familias.
Miles tienen sus hogares inundados, pero tratan de apoyarse entre ellos y reclaman la poca o nula ayuda que ha llegado.
“Vemos en las noticias a todas las autoridades diciendo que ya repartieron ayuda, o se toman la foto, pero de ahí no pasan. Hasta aquí, donde ustedes están llegando, no ha llegado ninguna autoridad”, reclama la señora Amalia.
ledz