En menos de 10 días, en Torreón, dos menores de 12 y 14 años se vieron involucrados en distintas riñas que terminaron con intervenciones quirúrgicas debido a la gravedad de sus lesiones, uno de ellos cayó en coma por una fractura en el cráneo y al segundo, le colocaron más de 10 puntos cerca del ojo.
El primer delito de importancia ocurrió el pasado 19 de noviembre. María González, abuela de Francisco, explicó que su nieto se encontraba en una fayuca de la colonia Loma Real, cuando tuvo un desacuerdo con un grupo de jóvenes.
Todo comenzó debido a una gorra, sin embargo, en lugar de optar por resolver el conflicto, el hecho desencadenó una riña en donde los jóvenes agredieron a Francisco con un bate y un block con el que lo golpearon en la cabeza.
Como resultado, Francisco terminó con una fractura en el cráneo, y en estado de coma que duró por una semana, pese a que en su momento hubo una persona detenida, la abuela de Francisco denunció que el involucrado en las lesiones tuvo la libertad, y hasta el momento, las autoridades no han especificado si ya hay un responsable.
Días después, una riña entre dos estudiantes de la Secundaria No. 54, en la colonia Valle Verde, dejó a uno de los dos menores lesionados, en esta ocasión fue Brandon quien recibió una herida en el rostro provocada por un vidrio con el que fue atacado.
A través del testimonio del menor de tercero de secundaria a su familia, al estar en el recreo fue golpeado por uno de sus compañeros con un balón pero al exigir disculpas fue citado en una plaza cercana al plantel educativo.
Durante la pelea, el compañero recogió un vidrio con el que le propinó el último golpe a Brandon y le causó una herida debajo del ojo izquierdo, aunque el pleito ocurrió fuera de la secundaria, el menor tuvo que regresar a la escuela en donde dieron aviso a la familia y a una ambulancia.
El menor tuvo una intervención quirúrgica y su herida requirió más de 10 puntos, el responsable fue expulsado de la escuela y además se le recomendó a los padres de familia ir a terapia psicológica, según lo mencionó Valentín Herrera, director del plantel.
Distintos factores
Melissa Deanda Cardoza, psicóloga y orientadora educativa en una preparatoria pública, explicó que hay distintos factores por los que la violencia se puede detonar en los menores, destacó el núcleo familiar desde la educación que hay en casa, el nivel educativo o como se desempeña socialmente, e incluso el consumo de drogas.
La psicóloga también destacó que en el entorno hay otro tipo de factores que pueden ser menos visibles pero que ahí están, y lo ejemplifica con el contenido musical.
“Si el joven crece en un ambiente hostil, para él es normal ver la violencia en su casa porque sus padres son violentos y será un factor para que en el futuro él proyecte lo mismo hacia afuera, y desde el otro extremo están los padres que no les ponen límites a sus hijos y no dejan que ellos se esfuercen, lo que crean son jóvenes que no tienen tolerancia a la frustración, la otra situación es si sufren de acoso en la escuela por parte de sus compañeros o incluso maestros, de igual forma en la calle... estamos creciendo en donde hay muchos factores, porque incluso en la música en cuanto a las letras y están en todas partes, estamos bombardeados”.
Prevención
Es en distintas ocasiones cuando la Dirección de Seguridad Pública Municipal atiende los reportes por las riñas es en la vía pública.
El titular de la dependencia en Torreón, César Perales, dijo que la responsabilidad también recae en ellos como parte de su labor por mantener un orden en la ciudad, sin embargo las acciones también las pueden tomar los padres de familia, así como las autoridades escolares.
“Más que nada es una labor tripartita, tienen que participar los padres de familia, nosotros como responsables de la seguridad y el buen orden, y también el profesorado para trabajar con los alumnos”.
Aunque sí especificó que los menores también reciben consecuencias por este tipo de acciones, recomendó la prevención a través del diálogo con ellos y concientizarlos sobre las repercusiones que pueden tener al cometer un acto de este tipo.
Dijo que hasta el momento, en Torreón no ha habido un evento de tal magnitud en donde se vea la necesidad de recluir a los menores, sin embargo sí hay centros de reclusión para los menores de edad.
“En el sentido en que los alumnos quieran resolver sus asuntos a golpes, hay que demostrarles que no es la solución más factible, que hay otros medios de solución de conflictos pero es más que nada estar cerca de ellos y atentos, cuáles son sus actividades e inquietudes para solventarlas, porque de por sí la adolescencia es lo suficientemente dura para cualquier persona, y nada más es ese acercamiento y hacerles la recomendación de que van a tener consecuencias legales en dado momento de enfrascarse en un tema de ese tipo”.
Desde los mismos operativos de la dirección, se encuentra el de mochila segura, en donde los oficiales de la Policía Municipal han asistido a diversos planteles educativos para la revisión de mochilas.
“Hasta ahorita no hemos encontrado ni armas blancas y mucho menos drogas en los centros educativos que hemos asistido, y es lo que digo, así se debe trabajar, entre padres, maestros y el gobierno de los tres niveles, no importa quien lo haga pero hay que estar atento de esos adolescentes”.
Una constante
Las riñas, no solo entre adultos, sino también entre los adolescentes, ha sido una constante y un factor de violencia no solo en la región lagunera sino en todo el país, tanto en el aspecto de la criminología y la sociología, la violencia se puede observar por condiciones estructurales y de cultura.
Fernando Araujo Pulido, criminólogo y sociólogo, explicó que la violencia se puede generar por la apropiación de algún bien, o en el momento en que el agresor no se identifica con el otro.
“La violencia se puede clasificar como condiciones estructurales, que van por la apropiación de los bienes de las otras personas, pero sobre todo, también son cuestiones de tipo cultural, es decir, yo genero violencia a partir de que no me identifico con la identidad de otras personas, y es a través de subcategorías que tienen que ver con el círculo social, género, de cuestiones regionales o de pandillas, que más que atentar contra la persona, lo hacen contra los signos, símbolos o identidades que representan a las personas”.
Pese a que actualmente la violencia se mantiene, Araujo Pulido dijo que durante la pandemia hubo una disminución respecto a las riñas, y aunque actualmente se puede percibir una mayor cantidad de eventos de este tipo, es un problema latente.
“Siempre ha estado presente y no es un problema propio de la región, sino a nivel nacional es una situación que se ha configurado, por cuestiones de la pandemia por covid-19, disminuyeron por obvias razones, en esta nueva normalidad se vuelven a presentar los problemas, que por lo regular, son porque no compartes ciertas similitudes en la forma de pensar o que no controlan las emociones, sobre todo, que no existe una reflexión del daño que le pueden causar al otro”.
Responsabilidad compartida
En este caso, el sociólogo, al igual que el comisario, indicó que es una responsabilidad compartida como sociedad, entre los padres de familia, las escuelas, e incluso los medios de comunicación, “la responsabilidad de los medios radica en identificar cuáles son las notas que venden y cómo ocupan la violencia para poder posicionarse mediáticamente, pero también las escuelas al no preocuparse y no generar ambientes sanos e idóneos, que si bien, se configuran a partir de talleres y algunas propuestas, no es la solución, porque de alguna u otra manera hay que involucrarnos en la educación y seguimiento de nuestras hijas e hijos”.
Pero tampoco los métodos punitivos podrían ser la solución a esta problemática, sino más bien tratar el problema desde la raíz, según lo comentó Fernando, es aquí donde el gobierno debe proveer a las y los adolescentes de actividades en donde puedan desempeñarse no solo físicamente, sino también en lo afectivo y académico.
“La cuestión que deriva en castigos no necesariamente es la solución, estamos desarrollando una investigación en el centro penitenciario y hemos identificado que algunos de los delitos y cuestiones criminales que las personas cometieron se pueden prevenir no solo con la cárcel, sino construyendo situaciones idóneas para que las juventudes puedan desarrollarse en el ámbito lúdico, académico y afectivo”.
Al formar parte de un problema de salud mental, la psicóloga Melissa Deanda, recomendó buscar soluciones a través de terapia y priorizar este tipo de salud, en específico para los padres de familia, además de la concientización, “sería enfocado en preguntarse las consecuencias de los actos violentos como una respuesta, y no solo consecuencia hacia mi, sino a la otra persona, cómo la estoy perjudicando y dañando, se trata de fomentar el respeto y el poder ayudar a alguien más, esto como una labor de los padres de familia hacia sus hijos”.
A nivel educativo, las autoridades escolares en Torreón, como lo es Flor Rentería, coordinadora de Servicios Educativos en La Laguna, no emitió ningún comentario al respecto sobre la implementación de actividades con el fin de prevenir este tipo de hechos violentos entre los estudiantes.
EGO