De nuevo el recuerdo se hizo presente, como cada 15 de septiembre después de 2008, en el Centro Histórico de Morelia, donde familiares de las ocho personas que fallecieron en el ataque con granadas acudieron a depositar un arreglo floral en memoria de quienes ya no están.
Con miradas tristes y en un entorno nostálgico, la plaza Melchor Ocampo quedó en silencio, el cual solo era interrumpido por el sonido del agua de la fuente y el de las campanas de la Catedral moreliana.
Flores, veladoras, fotografías y recuerdos se hicieron presentes en la plaza, en las inmediaciones del sitio donde hace ocho años impactaron las granadas y tiñeron de luto a Michoacán.
Entre los presentes estaba Rafael Bucio, quien pidió apoyo urgente, pues hace años que no se les entregan pensiones que les fueron prometidas, más que se capture a los responsables, pues considera que esto no devolverá a sus familiares.
"Exigimos apoyos, de nada nos sirve que agarren a los responsables, eso no nos devolverá a nuestros familiares. Que no nos olviden, en mi caso yo sigo en cirugías, perdí el año pasado mi pie, de las becas también nos las retiraron y ahorita ya no nos quieren seguir apoyando, exigimos que nos ayuden con gastos médicos".
Indicó que de tres años a la fecha los apoyos para gastos médicos se han suspendido, por lo que todo debe costearlo él en la Ciudad de México, pues ahí fue enviado por autoridades estatales una vez que ocurrió el incidente.: "Ellos me llevaron y al último me dejaron ahí".
Para Angélica Yazmín Bucio la vida cambió de un momento a otro; lo que inició como un festejo terminó como un capítulo negro; el atentado de 2008 le dejó secuelas, por lo que hoy pide atención psicológica y apoyo económico.
"Les pido al gobierno y a los que están con el gobierno, que nos apoyen y no se olviden de nosotros porque todavía requerimos de hospital, medicina, psicología, de todo eso queremos y que no nos olviden porque ya ahorita se acuerdan cada año de nosotros".
La noche del 15 de septiembre de 2008 fue un duro golpe a la estabilidad, la tranquilidad y la salud, pues el mes patrio para ellos dejó de ser de fiesta y ahora se torna doloroso y con tintes nostálgicos de una huella ya imborrable.